... convirtieron en monedas cuando vieron como los enormes pezones de Clarisa se destacaban en el frente del vestido…, y se convirtieron en platos cuando bajó la vista… y notó la impresionante carpa en que se había convertido mi entrepierna…, al pensar en cómo cogería esta noche con las chicas…
Por un momento lamenté que fuera ella. Es una hermosa señora en avanzada cuarentena, tal vez uno diez años menos que yo. De cualquier manera, es difícil calcular la edad de una mujer cuando se cuida, es elegante y mantiene su cuerpo con envidiable proporción. No es una modelo de veinticinco años…, pero sus formas son admirables, no gordibuena…, sino más bien…, con total voluptuosidad, algo más que Clara…, unos centímetros más alta, pero con tetas y caderas muy similares. Y me detuve en esta “explicación”, porque cuando nos cruzábamos, con bastante frecuencia, nuestros saludos eran con la mejor sonrisa y amabilidad, por parte de la señora…, y de mi parte también… El único “inconveniente” para mis pretensiones, es que la señora es casada, con un hombre mayor que yo, pero siempre impecablemente vestido, como un importante funcionario de alguna empresa internacional… ¡Imposible competir! ¡No tendría chance!
Bueno…, es lo primero que pensé. Pero…, la hermosa y amable señora, me saludó como siempre, con una espléndida sonrisa, como si lo que veía le causara gracia, más que intriga, inquietud o malestar. Y… lo mejor…, que su mirada iba insistentemente a mi bulto…, que, justamente, ...
... gracias a sus miradas, se mantenía súper erguido… Cuando llegamos a planta baja, el saludo de despedida fue más amable que nunca…
Una de dos; o le causó gracia que un viejito como yo le bajara la caña a una criatura de 20 o menos…, o la alentó a que alguna vez…, el “avance” que yo había insinuado se haga realidad…
Al fin salimos y apenas doscientos metros después estábamos en el kiosco. La mesa servida y la comida lista. Estábamos conversando sobre las cuestiones diarias, el trabajo, las cosas de la casa y el kiosco…
De pronto Clara pidió silencio…
-Escuchen, es para todos. ¡Nos mudamos!
-¿Cómo? – La intriga de todos fue unánime.
-Si, nos vamos de acá, por un tiempo. Tienen que demoler para las nuevas estructuras…
Eso lo sabía. En algún momento sucedería.
-Así que el lunes vamos por las inmobiliarias de la zona para encontrar algún departamentito. -Ni se te ocurra… - Me metí en la conversación…
-¿Por qué? ¿Qué pasa?
-No van a alquilar nada. Buscan un guardamuebles, agarran las cosas de uso diario…, y se vienen a casa… Ni en pedo van a ir a otro lado estando yo a 200 metros…
-No Dani. No puede ser. Te vamos a molestar durante seis meses, más o menos…
-¿De dónde sacaste qué ustedes son molestia? ¿Molestias de qué? ¿Ustedes molestias? Ni se te ocurra. En casa hay lugar, lo conocen al piso, hay tres habitaciones, las nenas tienen la habitación de mis hijos, hay dos camas. Y vos…, no me mirés con cara rara… ¿Te creés que vas a dormir en otro lado que no sea mi ...