Memorias inolvidables (Segunda parte): Miguel
Fecha: 08/07/2023,
Categorías:
Gays
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
Pegaso se había escapado de su casa. Así, con estas palabras: se había escapado. No se trata de que se fue, se cambió de vivienda o se despidió; no, nada de esto, sino que se escapó violentamente de su casa.
Miguel Alcaraz Bohigues era hijo de Francisco de Asís Alcaraz de la Portilla y de Eloísa Bohigues Bohigues. La familia Alcaraz Bohigues no era una familia común, pero tampoco rara. Eran devotos de Nuestra Señora de la Merced y habían hecho resucitar una antigua cofradía de la Virgen de la Merced que tenía por misión que sus socios o cofrades visitaran a los presos y les trajeran obsequios fungibles, como tortas, pasteles, etc., cuando era el cumpleaños de algún preso, pues a todos los tenían fichados. Se trata de una familia con espíritu religioso y por lo mismo con una moral arcaica.
Sus padres y sus hermanos —Eleuterio, Facundino, Mercedes y Rosario— lo querían. El mayor lo adoraba por lo dulce y servicial que era, Facundino el segundo hijo de la familia, que era casi de su edad, solo un año más, se comportaban con él como verdaderos amigos, las dos chicas, Mercedes y Rosario, lo adoraban por un sinfín de razones, Miguel, es decir, Pegaso es guapo y resultó ser el más guapo de toda la familia y sin defectos físicos. Ojos brillantes, mirada sincera y cariñosa, esbelto de cuerpo, bueno, lo era antes de los terribles acontecimientos, esbelto, fuerte, vientre plano, pecho de envidiar, cuello largo y la cabeza muy proporcionada para la edad que tenía, es decir, una ...
... cabeza de joven sonriente y simpático.
Todas las amigas de Mercedes y Rosario estaban prendadas de su hermano, todas querían que les fuese presentado. Ellas, las amigas de sus hermanas, que eran mucho de espiar, observaban abusivamente todo lo que podían y más de Miguel, y decían: «es que hasta los andares los tiene muy sexys», «es que está para comérselo, aunque eso sea lo que una haga ya en toda su vida, de ahí a la muerte», «pero mirad cómo mueve el culo, es que tiene una gracia que anda sola» y otras lindezas por el estilo. A sus hermanas les agradaba que dijeran cosas bonitas de su hermano, pero sus amigas eran tan atrevidas que les preguntaban cosas verdaderamente obscenas: «¿Habéis visto a vuestro hermanito en pelotas?», «¡cómo debe estar, quién pudiera!». Hasta una les dijo un día:
«—¿Quien le compra su ropa?
— Pues él, quién va a ser…, —contestaban las dos a coro.
— Esos jeans ajustadísimos y rotos le caen de bien…, hasta le marcan los huevos, que debe tenerlos considerables, —insistió.
— Ya, deja tranquilo a mi hermano, mujer, déjalo ya, que se ponga lo que quiera, —contestó Mercedes».
Pero al muchacho no le dio por las chicas que estaban enamoradas de él, además de que le caían muy gordas, pesadas, viscosas y pegajosas como lapas. El muchacho no les hacía ni puto caso a esas pendejas, aunque con sus hermanas era muy cariñoso, de hecho es al único hermano que le permitían entrar en su dormitorio, porque jamás se burló de nada de ellas. Le mostraban su ...