1. Triángulo prohibido


    Fecha: 20/02/2023, Categorías: Gays Autor: Escriba, Fuente: CuentoRelatos

    ... modo a levantar las nalgas y a dejar expuesto y vulnerable mi cavidad más íntima. Una ola de excitación culpable me inundó cuando escuché a mi novia ofrecerme al que había sido su primer amor.
    
    Lo que sucedió no fue lo que esperaba. Víctor se reclinó con el mismo cuidado que había tenido hasta aquel momento, y su lengua enjugó con calma y cierta ternura mi orificio, que se estremecía con cada pasada de su lengua. Una extraña sincronía se estableció entre ambos, y cada vez que él me saboreaba entre las nalgas, mi lengua se movía al compás entre las piernas de Marina. Sin embargo, el ritmo se interrumpió cuando su boca ya no solo fue capaz de disfrutar acariciándome, sino que su lengua atravesó todas las resistencias (que eran pocas a esa altura), introduciéndose dentro de mí. Solo dos personas habían estado dentro de mí, Marina y Víctor, y en ese momento, por primera vez, comprendí el hermoso triángulo que se configuraba entre nosotros.
    
    Mi sexo respondió muy bien a todas aquellas atenciones, aunque lo que realmente le permitió alcanzar lo que era su envergadura habitual fue el dedo que firme pero amorosamente Víctor introducía dentro de mí, acariciando partes de mi ser que no sabía que existían, haciéndome olvidar en cada explosión de placer dónde acababa yo y empezaban ellos. Mi cuerpo ya no era mío, sino de ellos, y me sorprendía al pensar que alguna vez hubiese podido ser de otro modo.
    
    Finalmente, viendo cómo la excitación iba en aumento, Marina se levantó ...
    ... poco a poco. Su sexo y mis labios siguieron unidos por una infinidad de hilos de saliva y flujo durante algunos instantes, hasta que la distancia entre nuestros cuerpos los cortó. Moviéndose hasta la altura de mi oído, me susurró cómplice si quería que Víctor me penetrara, asegurándome que ni ella pensaría menos de mí ni habría por qué mencionarlo más adelante si yo no quería. Pese a formularlo como una pregunta, hasta en mi estado podía ver que Marina ardía de deseo por escucharme aceptar su propuesta. Tras preguntarle si realmente estaba segura de que aquello no le molestaba, se limitó a sonreírme y preguntarme qué quería yo.
    
    Bastó una mirada mía para que Víctor supiera que podía introducirse dentro de mí. Sus primeros movimientos fueron lentos y cuidadosos, siguiendo el camino que sus dedos habían trazado previamente, pero una vez estuvo claro que mi cuerpo le aceptaba sin remilgos, su cuerpo comenzó a agitarse como poseído por la mayor de las furias, teniendo yo que afirmarme a la cama por miedo de salir disparado. Mientras tanto, Marina parecía derramarse sobre mi cuerpo, ahora besando mis labios, ahora mordiendo mis pezones, ahora agitando con su mano mi sexo, que gota a gota iba liberando un dulce reguero que cada poco recogía entre sus labios.
    
    Uno de los dos, no sé quién, me preguntó si iba a acabar. Debía de ser evidente, porque ni Víctor ni Marina necesitaron esperar a mi respuesta. Él aumentó su ritmo, ella introdujo mi sexo, en ese momento más allá de toda ...