1. Triángulo prohibido


    Fecha: 20/02/2023, Categorías: Gays Autor: Escriba, Fuente: CuentoRelatos

    ... repetir con una chica de mi gusto. Otra, la que realmente estaba encendiéndome sin ser yo mismo consciente, era que deseaba verla tan excitada que toda fuera desenfreno y deseo de complacerme.
    
    En casa de Víctor escuchamos algo de música sentados en un sofá de colores chillones, charlamos animadamente y bebimos alguna que otra copa. Yo, de hecho, bebí más de lo que estoy acostumbrado, o quizá simplemente fuera que con los nervios el alcohol se me subiera más rápido a la cabeza, pero lo cierto es que cuando quise darme cuenta tenía a Marina a mi izquierda, mordisqueando mi cuello y jugando con su mano en mi entrepierna, mientras que Víctor apretaba sus suaves labios contra los míos. Yo me dejaba querer sin saber bien cómo actuar, y parecía que mi indecisión les despertaba las ansias, pues la antigua pareja parecía disputarse mi atención, hasta el punto que ya no sabía quién mordía con furia mis labios ni quién me había abierto la camisa para humedecer mis pezones con la cálida caricia de su lengua.
    
    De repente sentí que nos incorporábamos del sofá, y tardé unos segundos en darme cuenta de que nos estábamos desplazando al dormitorio, donde Víctor prendía una vara de incienso y encendía algunas velas, creando un misterioso efecto de luces y sombras. El fresco de la noche se colaba por la ventana, y aunque ayudaba a que mi cabeza se despejase un poco, si logré quitarme los pantalones fue gracias a la asistencia de Marina. Sin prisas, bailando al ritmo de una melodía que me ...
    ... sonaba levemente familiar, Víctor se iba desnudando, mostrándome un cuerpo delgado pero bien proporcionado, con cierta delicadeza femenina y perfectamente rasurado.
    
    Marina estaba sentada en la cama, desnuda. Me guio hasta que mi nuca estuvo recostada sobre sus muslos, y con una leve inclinación me incitó para que jugara a atrapar los pezones que despuntaban entre sus voluptuosos senos, regalándome los oídos con un leve jadeo cada vez que lograba atraparlos entre mis labios. Ocupado como estaba, apenas me percaté de que Víctor se había colocado sobre mi pelvis, disfrutando de un juego similar al mío, solo que era mi sexo lo que sus labios se afanaban en atrapar una y otra vez. Cuando quise mirar para abajo, intrigado por la sensación que me empezaba a recorrer, Marina atrapó mi rostro y me obligó a volver a centrarme en sus pechos, cosa que no resentí lo más mínimo.
    
    Aunque aquel juego era divertido, incluso a través de las brumas del alcohol fui consciente de algo que me aterrorizó: no era capaz de tener una erección. Pese a los nervios, me hallaba bastante excitado, pero mi sexo, a pesar de haber ganado volumen, no lograba despuntar como era natural en él. Marina, consciente de ello, dejó que mi cabeza reposara sobre la cama, y colocándose a horcajadas encima de mi rostro, situó los húmedos labios de su sexo sobre mi boca, embriagándome con aquel sabor de su intimidad que tan bien conocía. Al mismo tiempo que hacía eso, aferró mis piernas y las levantó, obligándome de ese ...