... supongo que nuestras respiraciones les parecian lo mismo. Controlado el flanco de la puerta, me envalentoné y agarré su polla, mientras me tocaba a fondo, resvalando por todo mi coño, y guarreandose la mano con mi flujo, empecé a subir y bajar por esa polla mmm, tan dura, tan suave, tan lubricada y tan grande, ¡era más grande!, ¡no era Julio!.
Me paré, me quedé helada y él se dió cuenta.
-por favor...- me susurró terminando en un suspiro.
Era Antonio, no había intercambiado más de veinte palabras con él y ahora me estaba tocando con esmero, tan bien lo hacía que creía que me iba a mear de gusto, y él me ponía, siempre lo hizo, y estabamos haciendo eso en una habitación con dos personas más que no debían enterarse, mi cabeza estallaba y mi coño estaba apunto.
En ese momento Andrés y, ya sabía que era Julio, empezaron a hablar entre ellos y me dió la sensación que miraban hacia nosotros, me quedé de piedra, se miraron y volvieron a hablar, escuché a Julio reirse bajito y bromear, me tranquilicé.
-por favor, no pares...- me volvió a susurrar en la oreja, casi suplicando y eso me calentó y perdí un poco el control.
Perdí el control porque mi mano empezó a subir y bajar recorriendo su polla, agarraba firme con movimientos suaves, resvalaba también, y eso me ponía a mil, sentirla mojada por la excitación, jugaba con el glande y mis dedos, notaba como me moría del gusto por como me tocaba y yo no podía parar de pensar en metermela en la boca, quería abrir la ...
... boca grande, querái saborear su polla, quería mojarla más. Y lo hice.
Ahora el que se paralizó fue él, noté como se tensaba para no gemir, noté como se hinchaban las venas de su polla, ya no me tocaba, no nos lo permitía la posición, pero notar que eso se ponía aún más duro dentro de mi boca hacía que me dejara llevar totalmente y me mojaba más y más.
Subcionaba, despacito, lamía de arriba abajo, lo hacía en los huevos, con la boca muy cálida con mucha saliva, lento..., y volvía a deleitarme con el tronco, aceleraba, y bajaba lento, con la toda la lengua, mucha saliva, cálida, subía lamiendo lentamente, enérgica y cuando llegaba arriba, otra vez para adentro, hasta donde podía y subcionaba, y jugaba con el glande, lo hacía blandito y muy calentito, con mucha saliva, lo que sólo se puede hacer con la boca, y no controlaba, y repetía una y otra vez las maniobras con mi boca, con mi lengua...
Se tensó entero, más de lo que había hecho hasta ahora, y entonces, lo sentí, dentro de mi boca, su leche, calentita y cremosa …,sin darme cuenta me lo había tragado, no lo hago siempre, pero estaba a mil... y yo chorreaba y me corría mientras sentía como bajaba su corrida por mi garganta.
Su cuerpo se relajó, de inmediato, pero duró poco, creo que se empezó a poner nervioso, como si tomara conciencia de lo que nos había pasado.
Pasaron a penas cinco minutos y nos quedamos a oscuras total, ya no se veía el hilo de luz debajo de la puerta, escuchamos como se cerraba la puerta ...