1. Mi primera vez en un parqueadero


    Fecha: 30/11/2022, Categorías: Primera Vez Autor: esperanza, Fuente: CuentoRelatos

    ... en son de amistad. Su actitud hacia mí ya había cambiado, parecía que ya no me miraba con ojos de deseo. En medio de la conversación me di cuenta que compartíamos el mismo gusto por la música, el deporte, los caballos y “el niño de papi y mami”, tenía don de gente: le gustaban los niños y ayudar a los demás. Desde ahí empezamos a ser amigos. Ahora iba con gusto a la disco, que ambos frecuentábamos para verlo y me di cuenta que era carismático y la gente le tenía aprecio. No debe ser tan malo el condenado este – pensaba cuando lo veía. Fuimos forjando una bonita amistad y empezamos a compartir nuestros gustos. Salíamos juntos a cabalgatas; lo acompañaba a hacer donaciones en las veredas y a sus partidos de futbol los fines de semana. Cuando coincidíamos, viajábamos juntos a la ciudad. Se fue convirtiendo en mi mejor amigo y su comportamiento era de alguien respetuoso y caballero. Aunque a veces me celaba, cosa que no me chocaba.
    
    Mis sentimientos estaban un poco confusos, cuando pensaba en él sentía cosquillas en el estómago y cada que lo veía mis ojos brillaban y la sonrisa de oreja a oreja casi me delataba. Su reacción era similar a la mía, pero jamás me atrevería a tomar la iniciativa. Si llegara a pasar algo, sería porque él daría el primer paso. Además tenía orgullo y no quería que pensara que me derretía por él, después de todo el desprecio que le hice tiempo atrás.
    
    Cierto día acordamos para asistir a un evento y perdí mi teléfono, no me pude comunicar con él para ...
    ... confirmar su asistencia. Sin embargo fui con una amiga y antes de llegar estaba un poco ansiosa. Me paré en la puerta para ver si lo veía y de pronto vi a mi nuevo amigo, con sus ojos verdes que iluminaban toda la fiesta, al verme relució una sonrisa que parecía ser el mejor lugar para posar mis labios. Lo saludé y nuestras miradas se conjugaron aquella noche, bailamos y reímos como nunca antes. Los gestos hablaban por sí solos, dos amigos con deseo de sentirse, amarse y entregarse. Horas después salimos de allí y me pidió que lo acompañara a su casa. Nos fuimos caminando y en el transcurso empezó a coquetearme, mientras mis cachetes se sonrojaban y por dentro me moría por volver a sentir su piel, ahora con mi total consentimiento y sin resistencia alguna.
    
    Cuando íbamos entrando al parqueadero, me acorraló contra la pared. Esa noche quería que me hiciera suya. Me colocó una mano en el rostro y la otra en la cintura, me besó de la manera más sutil y tierna posible. Empezamos a jugar con nuestras lenguas, metió su mano por debajo de mi blusa y la subió fuertemente por mi espalda, en sinónimo de deseo. Me desabrochó el jean y lo bajó hasta los tobillos, se arrodilló y a unos centímetros de su cara estaba mi vulva, pidiendo que la saboreara. Abrí un poco mis piernas y empezó a mordisquearme la entrepierna, mientras sentía que mis líquidos estaban saliendo, fue envolviendo esos hilos pegachentos en su lengua. Se paró y me giró, dándole la espalda. Volvió y se agachó y me abrió ...