1. Mi primera vez en un parqueadero


    Fecha: 30/11/2022, Categorías: Primera Vez Autor: esperanza, Fuente: CuentoRelatos

    ... gozaba lo que hacíamos. Respondía con indiferencia, mientras yo disfrutaba ver su cara de frustración al no poderme coronar. No debía ser fácil para él que alguna mujer se resistiera a seguirle el juego, estaba acostumbrado a tener sexo con todas las mujeres que se le antojaba. Días después se cansó y no me volvió a buscar.
    
    Cierto día pasé por el parque y me topé con Daniel; el joven de ojos verdes. Monita, ¿te acuerdas de mí? – Preguntó - sí – respondí. Me contó que era un concejal del pueblo y su familia vivía allí. Así que venía frecuentemente y quería salir conmigo en alguna ocasión. Te confieso que le acepté por educación, me dio la impresión de ser un hombre altivo y presumido. Siempre que acordábamos le sacaba una excusa para evadirlo. Sin embargo siguió insistiéndome y cada que estaba de visita me escribía por Facebook o me llamaba para que saliera a la puerta de mi casa y despedirse antes de salir con rumbo a la ciudad. Era poco lo que hablábamos; me contaba cómo le iba en las sesiones y lo que hacía en la semana. Por sus palabras me parecía algo superficial y poco interesante., se volvió intenso y seguía esquivándole.
    
    Los fines de semana yo salía de fiesta con mis amigas y por lo general me encontraba con “el intenso”. Un día en medio de la fiesta, le acepté un trago y para consolarlo, también un beso. A las 12:30 am cerraron la discoteca y salimos juntos. Me llevó a la entrada de un parqueadero que curiosamente al fondo quedaba su casa y me recostó a la ...
    ... pared. Monita, me tienes loco, me encantas – dijo, mordiendo mis labios y recostando su cuerpo con el mío. Hagamos el amor – continuó – ¿aquí?, jamás lo haría – respondí un poco ofuscada. Recordé que no me gustaba y era cosa de tragos, además cómo pretendía que “mi primera vez”, fuera en ese lugar. Le pedí que me llevara a mi casa que quedaba a dos cuadras de la suya y así lo hizo.
    
    Cuando llegué, mi mamá estaba esperándome – ¿con quién estabas? - preguntó ella – con mis amigas - respondí – ¿y quién le hizo lo que tiene en el labio? - continuó en voz alta. La miré con cara de sorpresa como si no supiera nada y fui a mirarme al espejo, tenía un moretón en la boca, como si hubiese sido víctima de un vampiro y le dije lo primero que se me ocurrió: me picó algo ahí. Aunque en el fondo supe que no me creyó. Al otro día le contaron que me habían visto con Daniel y cuando llegó a casa me dio una retahíla. Al parecer presentía que su niña ya estaba creciendo y desde entonces le cogí más pereza a Daniel. Era un descarado: me hacía moretones, me quería quitar la virginidad en un parqueadero y aparte me exponía frente a mi madre.
    
    Meses después me gradué del colegio y viajaba a la ciudad para ir a la universidad. Cuando me reunía con mis compañeras, todas hablaban de amor y sexo, mientras yo me dignaba a escuchar. Tenía amigos y pretendientes pero ninguno me tocaba el corazón. Cierto día llegué al pueblo y me topé con “el impertinente de ojos verdes”, me saludó y me invitó a tomar algo ...