Dos Amigas y un pueblo
Fecha: 07/11/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... oscuros pezones. «¿Cómo era aquello posible. ¡Todos los chicos estaban ocupados con Sara!»
- Estás muy cachonda, ¿verdad pequeña? - Se giró para comprobar la procedencia de aquella voz grave. - El tío Eusebio te dará lo que te mereces.
La chica se le quedó mirando anonadada sin saber qué hacer, con su carita de ángel pecosa y los labios a medio abrir sorprendida.
Con una delicadeza impropia de aquellas grandes manos callosas, el hombre la volteó suavemente colocándola de lado. Sin mediar palabra, le acarició sus lisas y blancas piernas hasta llegar al trasero.
- Tienes un culito precioso. Mira que las dos estáis delgadas, pero el tuyo es aún más pequeño que el de tu amiga. - Su voz sonaba serena mientras le acariciaba las nalgas por encima de las braguitas.
Las manos la toquetearon cada vez con más pasión hasta, desde atrás,llegar a su entrepierna. Ella,sumisa y desconcertada, se dejaba hacer con docilidad.
- Joder, ¡estás empapada! - Dijo al comprobar su mano humedecida.
Silvia se dejó hacer emitiendo pequeños y agudos gemidos mientras tenía la mirada perdida en su amiga, quien estaba cabalgado como una loca.
Don Eusebio la ayudó a tumbarse boca arriba sobre el sofá y la dejó esperando mientras se desnudaba. El hombre se acercó a la chica quien esperaba paciente tapándose los pezones con el brazo. Él los destapó con ternura y apretó con cariño sus diminutos pechos.
- Estás deseando que te folle ¿verdad? Tendrás que esperar aún un poco más ...
... pequeñinaghhh.
Su última palabra se ahogó cuando comenzó a lamer lentamente un pezón con una lengua larga y carnosa. Apretó sus tetitas e intentó que los pezones se juntaran.
- Date la vuelta por favor.
Ella accedió sin rechistar. Aquel hombre maduro le bajó con tranquilidad las braguitas dejando un culo, propio de una adolescente, a la vista: pequeño y redondito lucía compacto en una adorable tentación de melocotón.
Una gruesa mano callosa se deslizó como una máquina quitanieves por la superficie blanquecina formando una ola por la presión. Pronto, ambas extremidades hicieron contacto con sendas nalgas e iniciaron un atípico masaje. Rápidamente, y pese a que no había habido violencia en el acto, la superficie enrojeció. Silvia se extrañó cuando durante algunos segundos nada ocurrió hasta que de repente sintió la mano de su amante de forma muy concisa sobre su sexo. Incesante, sabía perfectamente qué movimientos hacer y cuando hacer pequeñas pausas para volverla loca. No tardó mucho en comenzar a gemir al tiempo que empapaba al intruso con sus fluidos vaginales. Sintió la lengua inquieta de Don Eusebio pero prefirió no mirar atrás.
Una nueva pausa le puso nerviosa.
- ¿Quieres que te folle? - Le preguntó el hombre.
Ella contestó un escueto "sí" apenas audible. Sintió un cuerpo ajeno en la entrada de su cueva y se sorprendió cuando entró con facilidad. No sólo gracias a la buena lubricación, sino por el pequeño tamaño del miembro. Se giró para asegurarse que no le ...