... pringados de jugos, los puso sobre mi lengua y se los chupé.
-¿Te gustó el sabor de mi coño?
-Mucho.
Acarició su clítoris con los dedos hacia los lados, verticalmente y haciendo círculos sobre él y comenzó a gemir. Vi cómo su vagina y su coño se abrían y se cerraban. No pude ver más, ya que mi sobrina me cogió por la nuca, me atrajo hacia ella y puso su coño en mi boca. Corriéndome con ella lamí su coño y fui tragando los jugos de su deliciosa corrida.
Al acabar de correrse, sonrió y me dijo:
-Lo siento, tío, pero no pude evitarlo.
Obviamente me hablaba de haber cogido mi nuca, atraerme hacia ella y poner su coño en mi boca. Le dije:
-No lo sientas, me gustó que lo hicieras.
Siempre fui un hombre de palabra. Había pagado por mirar y no iba a intentar nada más. Guardé la polla, fui a la cocina y me eché una taza de vino tinto de esas de barro de comer el caldo. Me la mandé de una sentada. Después se dibujó una sonrisa en mis labios, no fue por el gustirrinín que me produjo el vino, no, fue porque en mi boca seguía el delicioso sabor de los jugos de su corrida. Sentí una mano sobre mi hombro, me giré y allí estaba mi sobrina, desnuda, descalza y sonriente. Me besó con lengua, me echó la mano al paquete, y me dijo:
-Quiero que me hagas mujer, tío.
Quería que la follara y la iba a follar, le dije:
-Apoya las manos en la mesa y abre las piernas.
Hizo lo que le dije. Mi lengua exploró su culo y su ojete, el ojete lo exploró en profundidad, ...
... después le froté la polla en el ojete y el coño empapado. Mientras magreaba sus duras tetas le metí la puntita de la polla en ambos orificios. Entraba tan apretada en uno cómo en el otro. Después le volví a lamer el culo y a explorar el ojete con la lengua. Laura me dijo:
-Aceite, tío.
-Caña es lo que te voy a dar.
-Dame caña después, antes unta la polla en aceite para que me entre mejor.
Al decirme lo de entrarle mejor ya fui a por el aceite. Cogí la botella de aceite de oliva virgen, unte las manos y le magree las tetas. Me dijo:
-¡Oh, sí! ¡¡Que gusto!!
Eché más aceite de oliva virgen y le unté las nalgas, la raja y el ojete. Le metí el dedo medio en el culo. Le entró como si fuera un supositorio. Laura exclamó:
-¡Qué gustito!
Le follé el culo con el dedo. Mi sobrina no paraba de gemir. Al quitar el dedo de su culo eché más aceite en las palmas de mis manos, con ellas unté la polla y después se la metí en el coño. La mezcla de flujos vaginales y aceite hizo que entrase apretada, pero de un tirón. Mi sobrina con toda la polla dentro de su coño, me dijo:
-Mis amigas me dijeron que la primera vez duele, pero no me dolió, al contrario, me gustó.
-Y más que te va a gustar.
La agarré por las tetas y magreándoselas la follé sin prisa, pero sin pausa... Poco después me dijo:
-Por tu madre, tío, no te corras dentro, no te corras dentro, pero no pares, no pares que yo, yo, yooo ya, ya, yaaa. ¡Me corro!
Al acabar de correrse se la froté en el ojete y ...