... y empujé su cabeza hasta que tocó el colchón, abrí sus nalgas lo más que pude y la empalé profundo, Adriana no paraba de gritar y gemir.
Así, gime como puta cabrona, se nota que te encanta la verga.
Le abrí más las nalgas y escupí directamente en su hoyito, mi pulgar empezó a frotar su entrada sin dejar de embestir, dejé caer otro poco de saliva en su culo y empujé mi dedo pulgar dentro de su culo, Adriana dio un agudo y fuerte grito, intentó zafarse, si bien no era un tipo corpulento, si era lo suficiente como para poderla dominar y le di una nalgada seca, con fuerza, y repetí el procedimiento en su otra nalga.
Quieta perrita, aquí manda papi, no te portes mal, o papi te castigará- le señalé
Sentí que mis cachetazos relajaron el culo de Adriana, así que empecé a girar mi dedo, cuando sentí que entraba y salía con facilidad, saqué mi verga de su coño, me quité el condón y apunté directamente a la entrada de su culo, empujé, su culo se resistía, seguí empujando hasta que fue cediendo y ensanchándose, entrando mi verga en su cálido y apretado agujero, pataleó, maldijo, gritó, pero no pudo zafarse, le propiné otro par de fuertes nalgadas, la tomé del pelo y la jalé hacia atrás, obligándola a curvear su espalda.
Ay, Ariel, que te pasa, eres una bestia, suéltameee, me estás violando, ay, sácala, me duele - Gritaba y se retorcía.
No te la voy a sacar puta, así que relájate y goza cabrona, te voy a preñar este culo de puta que tienes, ufff, que rico culo, agh, me ...
... encanta como me aprietas la verga, no sé cómo no te había ensartado antes, pero desde hoy es mío.
Seguí empujando, embistiendo, lento pero firme, sin detenerme, mi única muestra de compasión fue ir escupiendo saliva en su culo al tiempo que iba entrando mi verga, hasta que se la ensarté toda, seguía quejándose y pataleando, la solté del pelo para apoyar mis manos en su cintura y embestirla con fuerza, dio un grito desgarrador e intentó escapar echando su cuerpo hacia adelante, pero seguí su movimiento y mi cuerpo quedó encima de ella, dominándola completamente, mi verga enterrada hasta lo más profundo, disfrutando ese suave y ardiente agujero que envolvía mi carne, sus espasmos ahorcando mi verga, sus paredes internas se contraían y se ensanchaban buscando acoplarse al diámetro de mi miembro.
Me daba rabia saber que Arturo fue el primero en disfrutar de ese rico tesoro, y empecé a embestirla duro, sin compasión, poco me importaron sus gritos y quejidos, era mi forma de vengarme, aumenté la velocidad de mis embestidas prácticamente taladrando su culo, violándolo, metí una mano entre sus piernas y hundí mis dedos en su vagina, estaba chorreando, los saqué y con sus flujos masajeaba su clítoris, se sentía duro, a pesar de todo estaba excitada y seguí besando su cuello, mordisqueando su oreja y susurrando al oído:
Así te quería tener, puta, siente a tu macho, me perteneces, tu culo es mío, solo mío, putaaa,
Sé que te duele pero te está gustando perrita, tienes el coño ...