Fecha: 04/10/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
Estaba en viaje de negocios en Venezuela. Entré en una cafetería en que las mesas de la terraza estaban casi vacías. Vi a una chica sentada delante de la barra que me hizo salivar. Era una joven de más de un metro setenta de estatura. Tendría unos 20 años, si llegaba a ellos, tenía los ojos grandes y achinados, el cabello marrón y largo, aunque no mucho y estaba rellena. Vestía una camisa azul y unos vaqueros y cubría su boca y su nariz con una mascarilla azul. Le dije al barman que le dijera que estaba invitada a lo que quisiera... Poco después la joven me miraba y levantaba su vaso de tubo. Tenía que intentarlo. No era tan alto como ella, ya que ando en el metro setenta, pero soy un hombre fuerte y atractivo. Fui a su lado y, guardando más de un metro de distancia, le dije:
-¿Qué hace bebiendo sola una chica tan rica cómo tú?
-Espero a una amiga.
-¿Podrías decirme cómo te llamas?
Me respondió:
-Podría, pero no te lo voy a decir.
-Yo me llamo Simón.
Se bajó la mascarilla y vi que era muy guapa. Bebió un trago de limonada y después de subir la mascarilla, me dijo:
-Cómo el Libertador.
-No, yo no me llamo Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco.
-Me sorprende que sepas el nombre completo del Libertador. Debes ser el único extranjero que lo sabe.
-Para hacer negocios aquí hay que saber todo sobre tu Libertador, máxime con quien está en el poder…
-No hables de esas cosas que las paredes tienen oídos. ...
... ¿Eres español?
-Sí.
Cogí en el bolsillo del pantalón la cajetilla de Winston, saqué un cigarrillo y le pregunté:
-¿Fumas?
-No está permitido.
Guardé el tabaco. Me dijo:
-Visita de negocios y te hospedas en un hotel cercano.
-Lo clavaste.
-No era difícil acertar, cómo no lo es que estás intentando coger conmigo.
-Dicho así...
-¿Qué dirías tú que estás haciendo?
-Para ti el chicle.
¿Qué?
-Qué tienes razón, mi idea era llevarte a la cama. ¿Te molesta?
-No, me halaga, pero no vas a conseguir nada. Corren malos tiempos para las relaciones íntimas, y aunque no corrieran no soy una chica que se entregue a un desconocido.
-¿Sabes?
-¿Qué?
-Eres la mujer más bonita que vi en ese país.
-Mientes, pero me gustó oír esa mentira.
-Eres muy bella, esa no es ninguna mentira.
Pasó un dedo alrededor de la boca del vaso de tubo y sin mirarme, dijo:
-Y la más gorda.
-Estás rellena. Gorda... Ojalá hubiera más gordas.
-¿Qué te pasa con las gordas?
-No te lo puedo decir. Son cosas que no se pueden hablar con una chica dulce como tú, me tomarías por un guarro.
-Eso quiere decir que lo eres.
-No se te escapa una.
-Cuenta.
-¿No decías que las paredes tenían oídos?
-Dímelo en bajito.
Se lo dije casi susurrando. Cómo no me oía, acercó su oído a mi boca dejando de guardar la distancia de seguridad. Se lo volví a repetir:
-Los mejores polvos que he echado han sido con gordas.
-Eso no tiene nada de guarro.
-¿De ...