Hola a todos. Primero de todo tengo que presentarme, puesto que esta es mi primera vez por aquí. Mi nombre es Marta, soy una chica de Cádiz (España) y actualmente tengo 23 añitos. Soy rubia, con ojos azules claros y labios carnosos que llaman la atención de cualquiera. Mido alrededor de 1´60 y mi complexión física es normal, ni muy delgadita ni rechonchita, me gusta mi cuerpo. En cuanto a mi culo, digamos que se hace notar, y de mis pechos ya ni hablamos. La verdad que genéticamente hablando he tenido mucha suerte, no me puedo quejar. Una última cosa que debo contaros antes de empezar es que soy bisexual, me gusta tanto cabalgar sobre una buena polla como comerme coñitos jugosones, no le hago ascos a nada.
La historia que les voy a narrar sucedió hace 5 años, en verano de 2016. Después de un duro año de trabajo a causa de la Selectividad, fui admitida en Enfermería, mi sueño, lo que había querido ser desde pequeñita, y lo que me ha permitido tener alguna aventura que os contaré en otros relatos. Para celebrarlo, viajamos de vacaciones a Cuba, país maravilloso con playas paradisíacas y vistas increíbles, pero a mi me interesaban más los cubanos que iba a conocer. Por aquel entonces aún no había comenzado a explorar el maravilloso mundo de la bisexualidad, pero si volviera a viajar a Cuba no tengo dudas de que me fijaría también en alguna que otra mamacita.
Nos alojamos en un resort de lujo, cinco estrellas, todo pagado. La verdad que por suerte mis padres tienen buenos ...
... trabajos y nos podemos permitir este tipo de viajes. Tengo dos hermanos menores, un chico y una chica, que actualmente tienen 15 y 13 años, por lo que por aquel entonces eran bien pequeños. Ellos dormían en la habitación con mis padres, y a mi me dejaron una habitación para mi sola con cama de matrimonio. Cuando lo supe, solo podía pensar en la libertad que tendría durante esa semana y todo lo que podría hacer sin que mis padres se enteraran. Por aquel entonces ya había perdido la virginidad, a pesar de tener solo 18 años podría decirse que gozaba de experiencia, pero esto lo dejaremos para otro momento. La putada era que mi habitación era contigua a la de mis padres, por lo que un exceso de ruido sería sospechoso.
El primer día llegamos por la noche, así que dimos un paseo por la playa y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente, bajamos al buffet a desayunar y comenzó la búsqueda del cubanito ideal. No tardé mucho en fijarme en cuatro o cinco buenos pretendientes, pero hubo uno de ellos que me llamó realmente la atención. Alto, moreno, fuerte, ojos marrones y pelo rizado. Era mi objetivo, lo tenía claro, pero lo complicado llegaba ahora. Debía llamar su atención. Solo pensaba en follarme a ese maromo cubano que había hecho humedecerme ligeramente.
Tras desayunar subí a la habitación y me puse mi mejor bikini. Si quería hacérmelo, debía ser desde el principio, no podía perder un solo minuto. Era un bikini rosa fosforito, no era el más bonito, pero sí el más llamativo y ...