... juguetón, me gusta, pero sabes que tus juegos tienen consecuencias, y hoy me apetece torturarte y humillarte. Levanta y ponte en la silla, ahora puta.
Sin tardar me levanté, y me senté en la silla, a la espera del siguiente movimiento de mi Ama. Se acercó a mí, y ató con muñequeras mis muñecas y mis tobillos a los reposabrazos y patas de las sillas. Estaba impaciente, la adoraba a ella y a todo lo que me hacía, soy suyo. Se acercó a la jaula de mi polla, la cual golpeó varias veces con la mano, dándome oleadas de dolor por la compresión de la polla, que provocaron un gemido teñido de dolor.
Sacó una llave de su corsé y abrió la jaula, ¡por fin mi polla era libre! Estaba dolorida, pero ahora ya no me dolería por esa opresión que le proporcionaba la jaula. Mi Ama se separó, fue a la estantería y cogió un gel que me extendió por toda la polla, yo estaba muy necesitado, así que enseguida se me puso duro como una piedra, siendo entonces cuando mi Ama se apartó. Dejó el bote de donde lo había cogido, y cogió una mordaza con forma de bocado, que me puso en la boca, supuse que sería para acallar mis gritos, pero no sabía que tendría otra función.
Cogió un palito metálico bastante largo y con cuidado lo metió por mi orificio de la orina, era extraño y algo doloroso, pero por ella aguantaría cualquier cosa. Puso un par de pinzas que tenían un cable sujeto a cada una, y cogió una especie de máquina, a la cual estaba sujetos los cables, ¿qué pretendía hacer?
M: Has ...
... sido malo, por ello aquí tienes tu castigo cerda. –Ahí descubrí para que servía todo aquello que me había puesto-.
Sentí la primera corriente eléctrica, era bastante suave y soportable, hasta me gustó, pero las siguientes corrientes no se andaban con miramientos. Apretaba con fuerza la mordaza, y los espasmos de dolor, hacían que mi cuerpo saltase en la silla, mi mente solo podía pensar en mi Ama, así que abrí los ojos que había cerrado por el dolor, y la vi disfrutando, vi cómo se relamía esos preciosos labios que tenía.
En ese momento mi chip cambió, ella estaba disfrutando y si ella lo hacía yo también, aunque las corrientes era un castigo por mi falta a la hora de no ponerle el tanga. De pronto las corrientes pararon, y abrí los ojos de nuevo al sentir como ese palo salía de mi polla. Estaba sudando por el esfuerzo, pero mi Ama tenía una sonrisa de oreja a oreja, así que ese dolor había merecido la pena. Además para mi sorpresa, mi polla seguía estando como una estaca de dura, ¿en el fondo me había gustado?
Me desató de la silla, y me sujetó de las muñecas a unas cadenas que colgaban del techo, apenas podía apoyar las puntas de los pies. Mi Ama cogió la mordaza y la cambió por una que dejaba totalmente mi boca abierta, y con una vara empezó a azotar todo mi cuerpo.
M: Eres una puta, una cerda que sólo sirve para servirme. Las zorras como tú, necesitan una mujer que les meta en vereda. Eres una perra en celo, cachondo todo el día como los animales, como las ...