1. El celular de Alexia (Cap. 2): La niña ya no es una niña


    Fecha: 19/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... no conozco a nadie más transparente que Ale.
    
    — Mujeres… —comentó el Negro Rivera.
    
    — Bueno, no sé por qué me fui de tema —dije riendo—. Ale se había puesto a llorar. Yo la abracé, le dije que Gustavo era un estúpido por elegir a la ñoña de Sofía antes que a ella. Estábamos medio tomados. El abrazo se transformó en caricias. Ella me imitó. De repente nos estábamos tocando por todas partes. Nos desnudamos e hicimos el amor.
    
    — ¿Estuvo bueno?
    
    — Buenísimo. Después estuvimos un par de días comportándonos raros, sin saber cómo volver a hablarnos. Nuestros amigos notaban que había algo fuera de lo normal y ya empezaban a preguntar al respecto. No sentábamos juntos, pero no dirigíamos las palabras justas y necesarias. Así que para que la cosa no sea más rara, en un receso, nos pusimos a conversar…
    
    *Para entonces ya me había dado cuenta de que me pasaban muchas cosas con Alexia, pero no quería perder su amistad. Alexia me preguntó si íbamos a poder seguir siendo amigos, y yo le contesté que estaba todo bien, que esa noche habíamos estado borrachos, y ella, además, se encontraba muy sensible.
    
    — ¿Y cuánto duraron con ese verso hasta que cogieron de nuevo? —interrumpió el Negro, que de a poco iba dejando su lenguaje correcto, dejando lugar a su verdadero léxico.
    
    — Creo que dos días. A la semana decidimos que ya no tenía sentido seguir mintiéndonos. Estábamos hechos el uno para el otro. Nos pusimos de novios.
    
    — ¿Tan pronto? —preguntó el Negro.
    
    Imaginé de dónde ...
    ... venía su interrogante. ¿Ya se había olvidado de Gustavo? Lo cierto era que habíamos hablado al respecto, y Alexia concluyó que lo de Gustavo era simplemente el típico enamoramiento adolescente, intenso pero fugaz, mientras que lo que sentía por mí era un verdadero amor que se había mantenido oculto. Seguramente el miedo a romper con nuestra mágica amistad era lo que escondía los verdaderos sentimientos. No me costó mucho creerle, puesto que a mí me sucedía exactamente lo mismo.
    
    — Sí, así de rápido —dije, y le hice un resumen de lo sucedido—. A los dos años ya vivíamos juntos. Dos años más y nos casamos.
    
    — No me olvido de que no me invitaron a la fiesta —acotó el Negro, bromeando, puesto que sabía perfectamente que hacía cinco años no éramos tan amigos como ahora.
    
    De repente escuché que una puerta se abría y alguien se acercaba a la sala de estar. Me sorprendí, porque había supuesto que el Negro Rivera se encontraba solo.
    
    Una chica delgada y alta apareció frente a nosotros. Vestía sólo ropa interior, y no se espantó al encontrarse así frente a un desconocido.
    
    — ¿Tenés para mucho? —le preguntó la chica al Negro.
    
    — No seas maleducada, saludá a Carlos.
    
    La muchachita se acercó y me dio un beso en la mejilla. Era realmente muy alta, tal vez más que yo. Esa estatura hacía que se vea aún más delgada de lo que era en realidad. Tenía un cuerpo tipo modelo, con las curvas apenas necesarias para evidenciar la sensualidad femenina. Su rostro estaba lleno de pecas, sus ...
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