Fecha: 17/09/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... fotos con su celular mientras se jactaba de la noche que nos esperaba, sin esperar a que la dilatación cediera, llenó ese pequeño hueco de lubricante e introdujo lentamente el plug mayor. Me hizo saltar y respirar delicioso, bajé la pierna, sentía que no se juntaba con la otra, sentía cómo mi cuerpo se acomodaba placenteramente a ser huésped, a ser el anfitrión de una o dos vergas (o tres) deseosas de mi.
Me puse la tanga negra, sencilla, y la falda de tablones también negra, arriba de la rodilla, el brassier coordinado y la blusa holgada, que oh sorpresa!: también era negra como mis zapatos y a diferencia de mi collar, que era dorado con un dije de piedra azul, los adornos de los tacones eran plata.
Esperamos en la sala, el escenario estaba decidido desde la mañana de ese día, Ramón trajo las copas de vino y una tabla de quesos que preparó en la cocina, la noche estaba entrando, la luz agotándose, permitiendo iluminar ese spot al centro de la sala, al centro de la alfombra, y al rededor, las luces tenues de las lámparas permitirían a nuestros invitados ver su bebida, o ver sus penes transformarse en algo que no conocían desde su adolescencia.
Me acomodé el cabello frente al espejo una última vez, revisé mis labios y revisé también, el placer que me daba remover ese plug, todo en orden.
Alejandro, Juan y Ernesto llegaron, con un seis de cerveza artesanal, agua mineral y un ron,
Entraron y le dije a Ramón que yo los atendería; -Hola chicos, déjenme quitarles el ...
... saco, y quité el saco de Ernesto y Juan, Alejandro no traía, así que, sólo desabroché el primer botón de su camisa.
Se sonrieron nerviosos y entraron, nos sentamos y Ramón me sirvió mi primera copa de vino, platicamos banalidades y tonterías sin beneficio, pero con buena energía y mucha confianza.
Llegó Daniel y se incorporó a la plática de inmediato.
El sillón de tres plazas y los dos individuales estaban ocupados, yo en uno de ellos, Ramón atendiéndolos, y ellos sin saber mucho que hacer, después de un rato, le pedí a mi maestro de ceremonia, que se sentara en mi lugar y sin más, me levanté y me senté entre Ernesto y Juan, tomé la copa de Juan y llevé su mano a mi pierna, hubo silencio, volteé a ver a Ramón, pidiéndole con la mirada el primer permiso de la noche, el respondió con una sonrisa y yo, sujetando la cara de Juan, le planté un beso en la boca, con la lengua apenas saliendo, el deslizó su mano en mi espalda y Ernesto no tardó en poner su mano en la pierna que le quedaba mas cerca; Ernesto era alto, fornido, de voz grave. su mano era pesada, robusta, fuerte, con venas marcadas, deliciosa. El beso con Juan duró dos minutos mas o menos, mi mano fue directo a su entrepierna; meta cumplida, tenía una erección firme, me separé de el y le sonreí, volteando de inmediato a repetir el beso con Ernesto, a quien, al mismo tiempo, buscaba su pierna, restregando mi mano en ella, buscando el que casi sabía que sería mi placer mi castigo, en un juego de deleite, toqué su ...