Fecha: 16/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... blanca, y contrastaba con el color de su ropa y pelo. Era una piel que a lo lejos se notaba que era suave. Seguro que se pone montones de cremas en la cara para mantenerse así, toda limpita, sin manchas ni imperfecciones. Parecía una muñequita. Su carita era ovalada y sus labios hacían una sutil trompita.
De repente se nos fue al humo. Pensé que nos iba a cagar a pedos por las cosas que le dijeron los pibes cuando entró a la escuela, pero nada que ver.
—¿Alguno de ustedes es Sebastián medina? —preguntó.
Me resultó raro escuchar mi nombre. Salvo los profesores, todo el mundo me dice Pitu. Y hasta hay profesores que me llaman así.
—Soy yo — le contesté, sin vueltas.
La mina se sacó los anteojos, y por si faltaba algo que la haga más fuerte de lo que ya parecía, mostró tremendos faros azules con los que me miraba llena de bronca.
—Mirá, yo no sé cuál será tu problema. Pero te voy a pedir que no vuelvas a tocarle un pelo a Joaquín. —dijo.
Algunos de los pibes empezaron a reírse. Yo les hice cerrar el orto.
— ¿Vos sos la hermana de Joaquín? —le pregunté. —Mirá, tu hermano no es ningún santo. Él se la buscó. —dije.
Los pibes me daban la razón con unos débiles “sí, el chetito es un busca roñía”
—Mirá pendejo. Joaquín es mi hijo y yo lo conozco. Él no le busca pela a nadie. No quiero que vuelvas a meterle una mano encima, sino vas a ver.
Se puso muy cerca de mí. Sentía su respiración agitada y el rico perfume que dependía. Me dieron ganas de comerle ...
... esa boca carnosa que tiene.
—Si él no me jode, va a estar todo bien —le contesté.
—Más te vale. —me dijo, señalándome con una uña larga pintada de rojo.
Se puso los anteojos y se fue, meneando ese orto que simplemente puedo describir como perfecto.
Nos quedamos callados un rato. Es raro que los pibes no tengan nada que decir.
—Está terrible la mamá de Joaco. —dijo alguno de ellos, después de un buen rato.
—Me parece que está mejor que la profe Miriam. — dijo Brian.
,—De culo empatan, pero de tetas y cara, esta le gana a goleada. —acotó Leo.
— He, que putito este Joaquín,. Ir a quejarse con su mami… —dijo el Brian —la que le espera el lunes ¿No Pitu?
No dije nada. Apenas lo había escuchado. Tenía en mi mente el hermoso culo, la piel suave, las tetas, cuyos pezones se marcaban en la remera, el perfume de hembra que llevaba impregnado en todo su cuerpo, y esos tremendos ojos azules.
A la noche le dediqué una paja. Estuve media hora acariciándome la pija. Era cierto, estaba más buena que la profe Miriam. Y eso era mucho decir, ya que la profe eras la mujer de mis sueños. Cuando acabé, no pude evitar largar un gemido. Mi hermano., por suerte, no se despertó. Un montón se semen cayó sobre mi ombligo y sobre los pendejos de mi pelvis. Lo raro es que todavía estaba al palo. Bajé de un salto de la cama. Fui al baño. Me senté en el inodoro, y con la mente todavía en la mamá de Joaquín, le dediqué otra paja.
Me tenía que coger a esa mina. No sabía cómo ...