1. La mamá de Joaquín


    Fecha: 16/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... que no me escuchó, y siguió de largo.
    
    —¡Uuuuuh! —los escuché meter púa al Brian, al Leo, y a los otros que estaban conmigo.
    
    No me podía comer los mocos delante de ellos. Pegué un trote y lo alcancé. Me puse delante de él.
    
    —¡Eh, te estoy hablando! —le dije.
    
    —Dejame de joder, me tengo que ir a casa. —me dijo el desubicado.
    
    —Eh ¿vas a dejar que te hable así ese atrevido? —comentó el gordo Leo, quien gusta mucho de las peleas, salvo cuando el que se tiene que parar de manos es él.
    
    De la escuela todavía salían un montón de pibes, y un grupo bastante numeroso se amontonó a nuestro alrededor. No tuve más opción. Le di un cabezazo. Pero despacito. Mi cara quedó pegada a la suya.
    
    — ¿Qué? ¿Te la bancás? —Lo apuré.
    
    Él no me podía sostener la mirada. Yo le veía los ojos brillosos y casi me cago de la risa. Pero entonces el pendejo me dio una piña.
    
    Me dejó desconcertado. Se suponía que tenía que cerrar el orto y salir corriendo para su casita. Con los pibes nos cagaríamos de risa, y lo gastaríamos por el resto del año.
    
    Pero el chetito me pegó.
    
    —¡Uh Pitu, mirá cómo te la puso! —gritó el Leo, a quien le gusta decir lo obvio, solo para meter púa.
    
    La verdad que la piña calzó bien, tengo que reconocerlo. Pero me había agarrado desprevenido, y además, se nota que no está acostumbrado a pelear. No tiene fuerza en los brazos.
    
    —¡Matalo Pitu, matalo! —gritó desquiciado el Brian.
    
    No tuve más opción. No iba quedar como un logi frente a la mitad de la escuela. ...
    ... Cuando Joaquín me pegó, al instante, como dándose cuenta de que se había zarpado, abrió grande los ojos, y se puso pálido del miedo. Pero ya no había marcha atrás. Le devolví la piña en la geta, y después otra en la nariz, y después otra, y otra.
    
    El chetito se cayó al piso, con toda la geta ensangrentada. Me agaché, lo agarré del guardapolvo, rompiéndole un botón. Cerré mi puño y lo apunté a la geta. Si no se quedaba quieto le iba a tener que seguir pegando. Ya me estaba dando lástima, pero si se hacía el vivo iba a seguir cobrando.
    
    Por suerte se quedó en el molde. Además, Agustina, una de las pibas más lindas del aula, me agarró del brazo y me pidió que deje de pegarle. No le podía decir que no a esa minita.
    
    Alguno de los bobos del curso lo ayudaron a levantarse y lo acompañaron un par de cuadras.
    
    Y pensar que esa pelea fue el detonante de todo lo que iba a suceder después…
    
    Andrea
    
    A pesar de tantos cambios bruscos en los últimos años, mi vida empezaba a ordenarse. O al menos eso me parecía hasta hace unos días.
    
    La crisis del dos mil uno fue devastadora para mi familia. Veníamos re bien de la época del uno a uno. Con mi marido Rubén habíamos puesto un negocio de productos importados. Al poco tiempo empezó a entrar plata a lo loco. Durante esos años dorados veraneamos en el exterior, nos compramos las mejores ropas, y pagamos un chalet en Villa Devoto.
    
    Pero todo se fue a la mierda en el cambio de milenio. De repente, todo lo que habíamos conseguido, se ...
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