1. Terror sexual: Frederich (primera parte)


    Fecha: 31/08/2022, Categorías: Gays Autor: AMOMARCUS, Fuente: CuentoRelatos

    ... dirigió al cuarto de baño, donde se sacó la ropa y se introdujo en la ducha.
    
    José se dio un largo baño, para relajar sus fuertes músculos, aún tensos por el entrenamiento de aquel día. Se miró en el espejo y vio como las gotas de agua resbalaban y salpicaban su cuerpo desnudo.
    
    José Sánchez Amador medía un metro ochentaicinco de alto. Su piel era trigueña, de un matiz bronceado, tersa y fuerte. Tenía unos preciosos ojos verdes, largas pestañas, cabello negro en forma de anillo, boca ancha de labios delgados, mentón firme y rostro ovalado de rasgos varoniles, además de hombros anchos, cuerpo y abdomen musculado y poderosos glúteos.
    
    José Sánchez Amador secó su cuerpo y cabello, y ya que esa noche hacía bastante calor, decidió dormir desnudo. Atravesó el corredor hasta su habitación y luego de fumar un último cigarro, se acostó en la cama. Sintió como las frescas sábanas rosaban su cuerpo y por alguna extraña razón, pensó en como se sentiría tener a aquel hombre con él en ese momento.
    
    Volvió a rechazar esas ideas homosexuales y poco a poco se fue quedando dormido. Sin embargo, al poco tiempo se despertó repentinamente asustado, como si se encontrara en un perentorio peligro, como si alguien lo observara, como si no estuviera a salvo.
    
    José se sentía asechado, tanto que se levantó y encendió la luz. Recorrió la vista por la habitación, pero no vio nada. Se puso una camiseta y unos bóxer y decidió verificar las puertas y ventanas. Durante diez minutos checó que todas ...
    ... tuvieran colocado su respectivo seguro y por alguna extraña razón, los revisó una y otra vez, hasta que estuvo convencido de que no había nada fuera de lo común.
    
    Se asomó por las ventanas de la estancia, el comedor y la cocina, inclusive revisó la cochera, pero no observó nada. De hecho era una noche bastante tranquila, demasiado tranquila, ni siquiera los grillos o lechuzas que a veces revoloteaban por allí, no cantaban esa noche.
    
    Sin saber bien porque, se quitó la camiseta y el bóxer y decidió dejarlos en la estancia. Volvió a recorrer la casa desnudo, aunque después de todo el calor era tanto, que empezaba a sudar.
    
    Regresó a su alcoba, se recostó nuevamente y se quedó dormido casi al instante, aunque con una respiración algo acelerada, pues de un modo extraño la sensación de asecho persistía.
    
    El reloj dio las 2 am y de pronto un golpe se escuchó contra el cristal de la ventana. José se revolvió en sueños, sin embargo no despertó, era muy extraño. En cierta forma estaba consiente de aquello, una parte de él al menos, pero la sensación de sopor era muy poderosa y le resultaba imposible reaccionar.
    
    Los golpes sordos y unos rasguños volvieron a escucharse contra el cristal de la ventana. Lentos y constantes, una y otra vez.
    
    -José, levántate, levántate y déjame entrar.-
    
    Dijo una voz profunda y varonil en medio del silencio de la noche.
    
    José fue consiente de aquella seductora voz, mas el extraño sopor era demasiado poderoso. Sentía como si se encontrara ...
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