1. Isabel


    Fecha: 07/08/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    -Pues esto ya está. Desde ahora es usted a todos los efectos el dueño de la joven aquí presente.
    
    -Eso significa...
    
    -Sí desea torturarla o mutilarla está en su perfecto derecho. Es legal. Nadie puede impedírselo o llevarle a juicio por ello. ¿Me está entendiendo?
    
    No, no lo entendía. Para mi todo esto era disparatado, toda la situación era simplemente demencial.
    
    -Sí, lo entiendo.
    
    -Le envidió – Me aseguró el abogado mientras recogía sus papeles y miraba a la joven. - Ojala yo estuviera en su lugar.
    
    Esbocé una pequeña sonrisa. Lo que ese capullo no sabía es que la jovencita aquí presente era quien había arruinado mi vida, y para compensarme por ello, decidió entregarme su vida y su cuerpo para satisfacer mis caprichos.
    
    Solo cuando nos quedamos solos me atrevía mirarla.
    
    Era la tercera vez que nos veíamos.
    
    La primera había sido en el hospital, cuando intentó disculparse por el accidente. Ni si quiera me fije en ella en esa ocasión.
    
    La segunda fue durante el funeral, en el tanatorio. Ella deseaba disculparse de nuevo, y a pesar de que no quería ni verla, me recomendaron que lo hiciera a solas.Yo sólo tenía ganas de matarla, pero me conformé con escupirla en la cara tras sus disculpas. Pero justo cuando salí por la puerta fue cuando me preguntó...
    
    -¿Desea follarme?
    
    No di crédito a lo que escuché. ¿Cómo podía si quiera plantearlo?
    
    -Mi cuerpo es lo único que puedo darle...
    
    Pero en lugar de irme, decidí quedarme. Retiré las hombreras de su ...
    ... vestido negro y este no tardó en caer al suelo.
    
    Llevaba puesto un conjuto negro de sujetador, bragas y medias de liga. Sabía a lo que había venido. También me fijé en que estaba nerviosa.
    
    -Soy toda tuya... Desde ahora y para siempre...
    
    Y me la follé.
    
    La tomé por detrás, como una perra, con fuerza y brutalidad. Se lo hice abusando de los dos agujeros de su cuerpo. Se lo hice porque en el fondo necesitaba desahogarme.
    
    Solo cuando acabé de follármela, comprendí que había tomado su virginidad.
    
    Pensé que nunca más iba a saber de ella.
    
    Bajó y se mezcló con los presentes, como si nada hubiera pasado.
    
    Observándola comprobé que era toda una belleza. Y que no era el único que la miraba. Me entraron ganas de gritar que era mía y de nadie más.
    
    Me contuvé.
    
    Aún no sé como reuní valor para horas más tarde contactar con ella de nuevo, para volver a subir a arriba.
    
    Ella me siguió.
    
    La quería de rodillas, quería me la chupará y se tragará mi semen. Quería mearme dentro de ella.
    
    Una chica deseada por todos usada de retrete.
    
    Y lo hizo, se lo tragó entera. El único momento verdaderamente feliz de aquel día de mierda.
    
    Aún seguía de rodillas mirándome cuando acabé.
    
    Yo la saqué y me masturbé, derramando las últimas gotas de mi polla sobre su cara.
    
    -No bajes, no te muevas, así sabre donde encontrarte.
    
    Sí, porque tras el entierro de mi esposa sólo deseaba una única cosa, follármela, volver dentro de ella.
    
    ¿Malsano? Seguramente, pero cualquier cosa que ...
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