Secuestro consentido.
Fecha: 18/07/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... aquellos caparazones que tenía por culo. Por un instante el grueso de mi sexo coincidió con la comisura de sus labios inferiores, haciendo que las piernas de María José se temblasen.
Ella comenzó a reírse debido a la excitación, pero no sé si fue la costumbre de que no me gustaba que la gente se riera de mí lo que me hizo asestarle una bofetada en una de sus nalgas. Aunque esto consiguió justamente lo contrario de lo que yo quería.
-Dame más decía María José al mismo tiempo que abría más las piernas y seguía en la misma postura de delincuente detenida por la policía.
Haciendo caso a su petición, seguí asestándole cachetadas en el culo hasta que noté sus bragas lo suficientemente mojadas como para arrancárselas e introducírselas en la boca. Fue entonces cuando le subí los pantalones y teniendo la vista y la boca tapadas, la secuestré de verdad.
Ser un friki tenía ventajas como conocer los lugares del instituto a los que no iba nadie y sobre todo el llevarte bien con los profesores, gozando así de privilegios como saber dónde guardaban la llave del ascensor. Cuando estuve seguro de que no había nadie merodeando por los pasillos a parte de nosotros, empujé a María José al ascensor y una vez que las puertas se cerraron pulsé el botón de la última planta.
El ático era el lugar donde todos los profesores aprovechaban para subir a fumar o incluso para follar entre ellos, muchas veces se les ha escuchado, pero después de que la directora pillase a dos de ellos, la cosa ...
... cambió bastante. Ahora nadie sube, nadie a parte de mí, y sabiendo eso tenía que aprovecharlo al máximo.
Desde que el lunes pasado me enteré de las intenciones de Richi, me había pasado la semana haciendo dos cosas, una preparando el desván para la ocasión, y dos, rezando para que aquel gilipollas no le echase un par de huevos a la vida y decidiese follarse a María José.
Permanecí callado el tiempo que estuvimos en el ascensor, a diferencia de María José la cual había conseguido escupir las bragas, dejando ver su punto más humano al ponerse nerviosa.
-¿Adónde vamos Richi? Dímelo. Seguía ella preguntando mientras yo miraba con impaciencia el pasar de los números del ascensor e intentaba calmarme oliendo el aroma de aquellas bragas recién escupidas.
María José pareció tranquilizarse al salir del ascensor.
-¿Dónde me has traído? ¿Estamos en el ático verdad?
Volví a contestarla clavando un “Shhhhhh” en sus oídos.
En ese momento la lancé sobre una silla que se encontraba anclada al suelo de aquel ático atándola de pies y manos. Fue entonces cuando me puse frente a ella y habiéndome bajado los pantalones le coloqué el pene delante de ella.
El ser humano es muy curioso, dicen que cuando te privan de un sentido, el resto se te desarrolla; como el caso de los ciegos los cuales desarrollan el sentido auditivo. En este caso la ceguera de María José le acentuó el olfato, guiándose ella misma hasta mi sexo e introduciéndoselo por completo en la boca.
Se ayudaba ...