1. La Hermana Mayor que todos Compartimos


    Fecha: 20/07/2017, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Interracial Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... primero que hice fue mirar sus cuentas sociales y mensajería instantánea como whatsapp y viper. No habían enviado ninguna de las fotos, las cuales encontré en la galería de imágenes. Me impactó verme estirada desnuda, encima de uno de los gemelos, rebosando leche por la vagina y con los ojos en blanco. ¿Cómo pude terminar así?Borré las imágenes sin vacilar y les devolví los móviles. Los agarraron pero yo no los solté. Alterné la mirada amenazándoles con ella.— No creáis que cualquier imagen o video que hayáis podido salvar os va a servir para chantajearme. Yo no negocio con terroristas, disparo al rehén antes. ¿Me habéis entendido? —Los dos asintieron al mismo tiempo—. Intentar chantajearme con esto y os castro.Me sentía poderosa viéndolos temblar metafóricamente. Miré a Goliat el cual me miraba con odio sin moverse desde el otro lado del salón frotándose la mejilla.— Serás zorra.— Lo soy. Y mucho —dije sonriendo mientras me dirigía a las escaleras de la casa—. Por cierto, gracias por lo de ayer. Gocé muchísimo—dije guiñándole un ojo, sabía que no debía darle alicientes para repetir pero en el fondo, muy en el fondo, no me importaría hacerlo. Lo único que quería es que si se repetía, no me tratasen como me trataron. Podía irme la dominación y el sexo rudo, algo que acababa de descubrir, pero no me gustaba nada que me tratasen mal.— Soy fuego, nenes —dije andando de espaldas hacia la puerta dando pequeños saltos y haciendo con los dedos el gesto de disparar con los dedos índices—. Soy fuego —añadí guiñándoles a todos un ojo, por ultimo sonreí a mi hermanito que no debía estarse enterando de nada, pobre.Al salir por las escaleras sabía que eso no había acabado ahí. Ellos se iban a vengar y me iban a hacer pagar por aquello. Yo me mordí el labio, fantaseando con otras violaciones consentidas dentro de aquellas cuatro paredes. Violaciones consentidas que se producirían una tras otra, dejándome exhausta de 
«12...37383940»