Enseñando a La señorita R
Fecha: 23/03/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
... Tienes que esperar a que te lo ordene, eres mía.
Sin decir más, apoyé su cabeza en el sofá y le di cinco azotes con la mano en las nalgas. Cuando termine le dije que así iría aprendiendo. La oí que me llamaba cabrón en voz baja.
Yo -Efectivamente lo soy –le dije- no lo tomo como un insulto y si era un desahogo la próxima vez piénsalo para que no te oiga porque tendré que corregirte.
R -Vale –contesto-
Se quedó mirándome, esperando. Me demore a propósito, deseaba que sintiera cierta ansiedad.
Yo- ¿Quieres hacerme una mamada? –le pregunte de repente-
R- Si –contesto de forma fuerte y audible-
Yo- ¿Y por qué no lo preguntas, Cristina?
R- Quiero hacerte una mamada, ¿me dejas?
Bien parece que iba comprendiendo lo que deseaba de ella, sabía que era una chica lista.
Yo-Te dejo –le conteste-
Se acercó y comenzó a besarme la polla, desde la punta al final de tronco, también se ocupó de mis testículos. Se notaba que era la primera vez que no usaba las manos en estos menesteres. Me dio bastante placer, me corrí en su boca y se lo trago sin tener que decirle nada.
La separé y me puse de pie. La abracé desde atrás y comencé a masturbarla. Estaba completamente mojada. Suspiraba, yo seguí manipulando el clítoris. Cuando note que su cuerpo se tensaba…
R- Permiso para correrme –dijo-
Yo- No –le conteste- aguanta.
Afloje un poco la presión sobre su clítoris. Se relajó un poco. Volví a la carga, pero no tardó mucho en estar otra vez a tono. Note ...
... sus esfuerzos en contenerse. De repente me grito:
R- Para o me corro ya.
Yo- Aguanta –le indique mientras que volvía a bajar la intensidad de la masturbación.
Le bese el cuello, ella busco mi boca y nos besamos.
Repetí otra vez y la puse por tercera ocasión al borde del orgasmo. Ella no decía nada, pero tenso el cuerpo.
Yo- Córrete cuando quieras –le susurre- Córrete para mí.
Fue a decir algo, pero no pudo. Su cuerpo empezó como a temblar, se estaba corriendo en mis brazos. La sujete ya que se le doblaban las rodillas. La senté en el sofá para que se recuperara.
Esta noche tampoco la penetre, lo dejaba para la próxima cita.
Pasaron unos días, nos veíamos en la cafetería y hablábamos de lo que siempre lo hacíamos con otros clientes. Parecía que teníamos un pacto de silencio delante de otras personas. Un día coincidimos en el ascensor los dos solos.
Yo- ¿Cuántas veces, Cristina?
R-Casi igual que la semana pasada, dos o tres al día y otra cuando me acuesto.
Yo- Bien –le dije, mientras le besaba en la mejilla-
El jueves le envié un mensaje:
Yo- “Mañana cenamos en tu casa”
Su respuesta fue preguntarme si me apetecía algo en especial, le respondí que al abrirme la puerta tenía que estar desnuda.
R- Estás loco –respondió-
Cuando abrió la puerta estaba desnuda. Le sonreí y le di un beso en el frete mientras que murmuré un “muy bien”.
Durante la cena permaneció desnuda. Tenía que acostumbrarse a que esa sería su “vestimenta” cuando ...