Perversión
Fecha: 28/02/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
... grandes nalgas balanceándose y de sus tetas colgando cual ubres… Nada más llegar a su dormitorio quiso subirse a su cama, pero yo necesitaba una nueva dosis de morbo y juegos previos para ponerme de nuevo “a tono” – ni soy un chaval ni estaba puesto de viagra, por lo que necesitaba un rato para recuperarme-. Por ello la sujeté del pelo, me arrodillé a su lado y le susurré al oído
- Tranquila… veo que te mueres de ganas de que te sodomice, pero antes necesitaremos relajarnos y alguna ayuda. ¿Tienes algún bote de lubricante o crema que pueda ayudarme a preparar tu culo? Me muero por desvirgártelo, pero tampoco quiero hacerte daño, ya lo sabes. Quiero que lo disfrutes para que repitas
Ella giró su cara y me dijo
- Ya lo sé. Confío en ti, y por eso y por lo bien que me estás follando esta noche voy a dejar que entres por detrás. No, no tengo ningún gel lubricante, pero voy al baño por un bote de aceite corporal hidratante y por una crema de manos de efecto suavizante. ¿Valdrá con eso?
Yo le repliqué
- Será perfecto. Y como premio por tu buen comportamiento voy a dejar que te levantes. Pero eso sí, no podrás limpiar los restos de semen que tienes en tu pelo y en tu cara, a tu regreso deberás volver a tu rol de sumisa y harás todo lo que te ordene. A cambio te prometo otra serie de orgasmos antológicos.
Ella se abalanzó sobre mí para besarme – un beso, con lengua, en el que el sabor al semen que acababa de tragar era notorio- pasándome una mano por el cuello y ...
... sobándome la polla con la otra, y tras comerme la boca y restregar sus tetas contra mi torso se acabó separando acalorada y me contestó:
- Joder, no sé qué me pasa, pero estoy excitada como nunca en mi vida. Hasta que me hables así me pone a mil esta noche.
Yo le nalgueé sin piedad, pero sin excederme - una única vez, ya que no quería dejarle marcas que el cornudo pudiese reconocer en días siguientes- y riendo le dije
- Eso es que por fin estás dejando atrás todos los convencionalismos sociales, tus miedos al que pensarán de mí, etcétera, y te estás comportando como lo que en realidad eres: una loba sexualmente sumisa, muy satisfecha en la cama y con ganas de vengarte con creces del cabrón de tu chico… y ahora corre al baño y no tardes en volver.
No se lo hizo repetir y salió corriendo hacia el baño. Mientras esperaba su regreso, empecé a masturbarme lentamente y a urdir en mi cabeza un plan de acción para la segunda parte de la noche. Quería romperle el culo, sí, pero también la voluntad: aprovechar su noche de alcohol, el resquemor para con su chico por su infidelidad y la tensión sexual de años entre nosotros que habían explotado y la habían desmelenado, para que en el futuro no fuese para mí más que lo que yo quisiera, mi amiga o mi esclava sexual, y para ello debía hilar fino para ni excederme ni quedarme corto en el trato a darle a continuación…
Cuando la vi regresar del baño, las tetas balanceándose con los pezones duros, y la sonrisa en la cara, supe que ...