La sorpresaSin podérmelo creer, después de haber seguido sus indicaciones, Jazmín me señaló la entrada a un motel, indicándome que me metiera allí mismo.Tras pagar, metí el auto en el estacionamiento de una de las villas.—Estoy por demostrarte lo agradecida que quedé por lo que me hiciste. Te voy a brindar la experiencia sexual más memorable de tu vida —Jazmín me prometió.Eso parecía un sueño; la realización de la más deseada fantasía. La mujer que más he deseado ofreciéndome lo que más he anhelado.Después de salir del auto subimos a la habitación.El aroma de la limpieza del lugar me colmó. Ese olor quedaría por siempre ligado en mi memoria con tan particular momento, sin duda.La iluminación era tenue, cálida. Bajo esa ambarina luz, Jazmín corrió el cierre de su ajustado vestido rojo y se desprendió de él.La piel era tan tersa y uniforme. Morena y bien firme; no había flacidez en ningún miembro. Todo su cuerpo estaba bien entonado en curvas que iban de lo sugerente a lo francamente incitador. «Y por Dios, esas nalgas, Señor, esas nalgas». Las caderas apenas eran la voluptuosa invitación, pero cuando le mirabas la espalda podías contemplar dos gajos de carne perfectamente curvilíneos y frondosos.La estabilidad y suavidad de aquellas redondeces la pude palpar cuando me atreví a acercarme.—Yo siento algo muy especial por ti desde la prepa. Mira, compruébalo —le digo, al mismo tiempo que tomo una de sus manos para que se pose sobre la bragueta de mi pantalón.Bajo la tela de mi ...
... ropa, mi pene erecto aguarda. Jazmín me mira con rostro impávido y yo aprieto mi mano sobre la suya para que ésta, a su vez, comprima mi pene. La dureza de éste es innegable y Jazmín lo constata.—Ay, tu amigo está... a todo lo que da —ella me dice y me sonríe pícara.Por vez primera me atrevo a besarla. La sujeto de sus deliciosas nalgas con ambas manos y me doy cuenta de la realidad de lo que estoy viviendo. En verdad le estoy agarrando, en francos apretones, las extremas redondeces a mi amor. Tomo su trasero con tal ímpetu que logro levantarla unos centímetros del suelo.Jazmín en todo su esplendor luce hermosa. Sin necesidad de costosa lencería ella es perfecta. La abrazo y beso, esta vez profundamente pues, cuando abre su boca, hundo mi lengua enredándola con la de ella.Recorro su cuerpo con ambas manos; la voluptuosidad de su silueta me lleva por montes y valles que transito con sensualidad. La acaricio desde su espalda hasta sus glúteos; me regocijo con estos montes de carne, sin olvidarme de los otros: sus senos. Por primera vez los sopeso; los amaso; los exprimo. Creo que no puedo abarcarlos por completo pues son muy grandes pero, aún así, tomo cada uno de los dos en apretujones cariñosos pero pasionales.Su cuerpo es tan hermoso como imaginé; sus pezones oscuros y suaves al tacto. Meto uno de ellos en mi boca y jugueteo con él hasta que queda erecto. Sigo con el otro y después la beso.Jazmín me desnuda, ávida, acelerada. Ella va más rápida que yo.Al tenerme totalmente en ...