1. El sueño de Irene


    Fecha: 20/12/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... se confunden. Tú eres el sueño de Afrodita que, a petición mía, te ha llevado a retozar en mis brazos como antaño… No intentes buscar una explicación racional a lo que ha ocurrido… Acéptalo como un regalo de la diosa. Yo ya puedo ir en paz. Pero eso sí, recuerda, te amaré por siempre. Por toda la eternidad, más allá de la vida, de la muerte… de la realidad… En el mundo de los sueños.
    
    Estaba desbordada. No comprendía nada. ¿Lo que había ocurrido era real o un sueño? Safo y las mujeres, me ayudaron a levantarme. Me sentía agotada, pero feliz, muy, muy feliz.
    
    Juntas bajamos a un sótano, al encender la luz apareció ante nosotras un gran salón de baño. Las paredes de piedra, parecían muy antiguas. En el centro de la estancia, una pequeña piscina con agua caliente. Seguimos con los juegos en el agua.
    
    Mi vulva inflamada, era acariciada por los labios de las ninfas que se sumergían, besaban y salían para seguir besando mis labios. La delicadeza, el roce de piel con piel con la suavidad del agua, el calor, de nuevo el calor que surge de mis entrañas, de nuevo la explosión, más orgasmos encadenados, uno tras otro.
    
    Tendida sobre un banco de mármol soy presa de las manos que me masajean, bocas, cuerpos que se aferran a mí, proporcionándome placeres infinitos. Inimaginables. Safo, arrodillada a mi lado me besa, con lágrimas en los ojos.
    
    —Vida mía, mi amor eterno… Debo dejarte… Mi tiempo, el tiempo que me otorgó mi querida Afrodita, ha llegado a su fin….
    
    Un último beso ...
    ... sella nuestro amor.
    
    Se levanta, con un gesto invita a las mujeres a acompañarla y desaparecen por una pequeña puerta lateral. Mi confusión aumenta. Veo toallas, mis zapatos, el tanga, la falda, el top…Toda mi ropa.
    
    Sobre las prendas un anillo, parece de oro. Me visto, tengo el pelo húmedo, pero no importa. Me pongo el anillo en mi dedo anular de la mano izquierda en lugar del de casada, no sé por qué pero lo hago así. Miro por la puerta donde desaparecieron las mujeres, entro y solo hay una habitación sin salida, sin ventanas, sin más puertas que la de entrada… No hay nadie.
    
    Subo la escalera y en el local veo a un hombre mayor, de pelo blanco y mirada afable y cariñosa.
    
    —Hola, tú debes ser Atthis. Safo ha dejado esto para ti.
    
    Me entrega una pesada caja. Sigo sin entender nada, mi desconcierto es total. Si no fuera por el dolorcillo que tengo en mi cuca pensaría que todo había sido un sueño.
    
    ¿O sigo soñando?
    
    El vejete me indica que un taxi espera en la puerta para llevarme a casa. Nos despedimos. Mi mente sigue siendo un revoltijo de ideas. Mi marido está sentado en la cocina. Ha perdido el partido y su cabreo es evidente, me grita:
    
    —¡¿De dónde coño vienes?!
    
    Lo miro despectivamente y le respondo muy tranquila:
    
    —De follar. O mejor dicho… de que me follen…
    
    —¿Tú? ¿Con quién?.. ¿Estás tonta o loca?
    
    Abro la caja sobre la mesa y le descubro el busto. Le muestro el anillo de Safo que ocupa el lugar del anillo de casada. Paso mis dedos sobre el rostro ...
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