-
Hetero curiosa
Fecha: 23/10/2021, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... comérmela a bocaditos. Y ella se corría en mi boca. Se bajó de encima para terminar de desnudarme, solo me quedaba la falda y arrancarse ella el tanga como si le quemara. -esto está siendo mucho mejor de lo que esperaba. Me soltó a bocajarro. Agarrando mi mano me llevó a su cama. Era muy fuerte. La cama era estrecha, lo que nos hizo juntarnos mas. Abrazadas, besándonos, acariciándonos sin separar nuestras pieles ni un milímetro. Me confesaba como había ido creciendo su curiosidad y su deseo hasta que se decidió y con ello me hizo la mujer mas dichosa del mundo. Al tenerla desnuda en mis brazos. -quedate a dormir. Estaba claro que yo no tenía otros planes y eso era lo que mas deseaba. Apoyar la cabeza en su axila y quedarme dormida entre sus brazos arrullada por su respiración. Pero aún era pronto para eso. Su mano rozando mi piel como una bella mariposa empezó a bajar por mi cuerpo. Las yemas de sus dedos rozando leves mi epidermis. Cuando pasó el ombligo tenía claro su objetivo: Volver a excitarme, acariciar mi pubis y deslizarse en mi interior entre mis labios. Al rozar mi clítoris un gemido escapó de mi boca que ella acalló con sus besos. Sus hábiles dedos que hasta ahora solo habían masturbado su propio coñito ahora lo hacían con el mío. Volviendo a conseguir que me excitara y corriera. Juguetona los llevó a mi boca para que pudiéramos lamerlos entre las dos. Cruzando las lenguas entre sus dedos y jugando con nuestras salivas. -¿Seguro ...
... que nunca le has hecho un dedo a otra chica? -Eres la primera. Cielo. - Pues no se te da nada mal. -¿Cenamos algo? -solo si tu eres el postre. Me dio un azotito en el culo para hacerme levantar. Desnudas, rozándolos en la pequeña cocina preparamos algo sencillo y frio para reponer fuerzas antes de volver a la cama. En la mesa sentadas frente a frente no podía apartar los ojos de sus rosados pezones que seguían duros. Era aún peor cuando notaba su perfecto piececito acariciar mi pantorrilla. No parecía estar saciada todavía y me lo demostró cuando volvimos a su lecho. No pudimos descansar hasta altas horas de la madrugada después de múltiples e intensos orgasmos. Al final fue ella la que se durmió con la cabeza apoyada en mi sobaco. A la mañana siguiente después de una ducha en la que no me dejó tranquila, ¡como si yo hubiera deseado eso!, salí de su piso con una braga limpia suya cubriendo mi xoxito. Las mías habían quedado para el arrastre la noche anterior. Nadie se ha enterado en el trabajo de esa noche de pasión. Ni por mí, ni por supuesto por ella. Ni de las demás que hemos disfrutado juntas, la curiosa aún no ha tenido bastante para saciar su curiosidad. No estamos enamoradas, ni somos pareja, pero de vez en cuando repetimos. Ahora tengo la duda de si es tan discreta conmigo, ¿no habrá alguien más con quién también tenga ese secreto? Puede que un chico... Y quizá pueda yo saciar mi curiosidad de como sería hacerlo con un hombre.