1. Domadas en el crucero


    Fecha: 14/05/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    ... culo y acabo en mi cabello también, cayendo un poco en el asiento de la poceta. Kevin alzo mi cabeza y guiándome por el cabello me hizo limpiar todo el asiento con la lengua, lo cual me hubiera parecido asqueroso de no ser porque estaba REALMENTE excitada y no quería negarme a nada, ya que a todo lo que estaba siendo sometida pues, me ponía más caliente de lo normal. Mientras dejaba el asiento reluciente lamiendo la leche que había caído en el, me di cuenta que quien me cogió fue el señor Antoniolli. En eso entraron al baño Rodrigo y Ricardo, trayendo consigo a cuatro patas a Betzaida.
    
    En ese momento Rodrigo hizo que Betzaida se acostara en el piso de lado sobre su costado derecho, acostándose el detrás de ella y tomando su pierna izquierda por el muslo para abrirla. La continuó penetrando por el culo rudamente mientras nos insultaba. Ricardo hizo que yo me pusiera de pie, bajo la tapa de la poceta y se sentó allí, tomándome por la cintura para que me sentara sobre su verga de espaldas a él, empalándome el culo nuevamente. Su verga estaba tremendamente erecta, como si no hubiera eyaculado hacia unos minutos atrás con mi mamada.
    
    -Vi tu baile en el concurso –me dijo. –te apodamos “Batidora” por cómo te moviste… hazlo igual para mi perrita, sácame la leche otra vez pero ahora con tu culo. –me ordeno. Inmediatamente comencé a mover mis caderas como si la vida se me fuera en ello, moviendo el culo arriba y abajo y en círculos. No paso mucho tiempo para que Ricardo ...
    ... comenzara a gemir de placer (así como yo también) mientras me gritaba cosas ininteligibles aunque pude adivinar algún que otro insulto. Mis tetas se bamboleaban con fuerza mientras yo me movía cada vez más de manera fuerte y violenta, para asombro del resto que allí estaban. En cuestión de segundos Ricardo acababa nuevamente, esta vez en mi culo, al mismo tiempo que Rodrigo le sacaba el güebo a mi amiga para correrse sobre sus nalgas cayendo un poco de leche al piso, la cual él la hizo lamer.
    
    -Miren lo asquerosas que están –nos dijo el señor Antoniolli. Era cierto, estábamos totalmente sudadas por el calor y la calentura adema de todo el ejercicio hecho. El mismo señor Antoniolli nos tomó por los pelos y nos hizo entrar a la tina. Iba a abrir el agua para que nos ducháramos, pero fue detenido por Kevin.
    
    -Espere señor –le dijo este. –hay algo que siempre quise hacer… -termino de decirle, tomando su güebo ya fláccido y apuntando a nosotras para soltar un buen chorro de orina sobre nuestros cuerpos. “la lluvia dorada” como se le conoce a esta práctica, siempre me causo asco, pero esta vez no tuve ningún reparo en esparcir la orina por mi cuerpo, así de caliente estaría. Y no solo yo, Betzaida también lo hacía, e incluso abría la boca para recibir el líquido dorado en ella. Los demás hombres también copiaron la idea y al mismo tiempo comenzaron a orinar sobre nosotras. El acto no duro mucho.
    
    -Solo hemos usado sus culos... -dijo Rodrigo -¿no tienen ganas de jugar con sus ...