... puedo decir y por experiencia propia se los recomiendo, que abran su mente y que no solo se centren en una cosa, tiene que probar, tener experiencias para saber qué es lo que les gusta. —finalizo Diego.
—Disculpa ¿cómo te llamas?, se me olvido tu nombre —pregunto Diego.
—Gabriel —respondió el entrevistador.
—Gabriel, ¿te importaría si te ayudo con eso? —Pregunto Diego señalando a la erección que tenía Gabriel.
—Disculpa, es que tu historia me ha puesto muy cachondo y pues… además, yo no soy gay, ni bisexual, ni hetero curioso —dijo Gabriel muy calmado y amable.
—Pero ¿cómo lo sabes si ni siquiera has probado? —dijo Diego con una sonrisa lujuriosa.
Gabriel respondiendo la sonrisa con una igual de lujuriosa que a la él, se puso de pie, camino hacia donde Diego estaba sentado, se bajó el pantalón y con sus manos bruscamente guio la cabeza de Diego hacia su verga, quien automáticamente se la metió a la boca y comenzó a chuparla con pasión.
Gabriel como todo un macho dominante, no dejaba tranquila la boca Diego cuya garganta estaba siendo atravesada por el contundente falo.
Diego no podía ya casi respirar, pero aun así seguía mamando verga, pues era lo que le gustaba, y por otro lado era lo que deseaba desde que Gabriel entro a su casa.
Gabriel se terminó por quitar toda su ropa mientras Diego le seguía mamando la verga.
—Para un momento, que ya casi me la arranas con la boca —dijo Gabriel sarcásticamente.
Acto seguido Diego se puso de pie, se ...
... quitó toda la ropa, y mientras Gabriel sentado abierto se piernas en el sofá, Diego al verlo se sentó sobre la verga erecta de su amante de turno, cabalgándolo de la misma manera que la chica de la cual había hablado anteriormente.
Gabriel se sentía loco al sentir esa experiencia nueva, esa sensación que se tiene cuando tu verga está entrando en un lugar tan estrecho y cerrado como el ano, es única.
Diego tocaba los pectorales de su amante, velludos y trabajados en el gimnasio, mientras que Gabriel, amasaba aquellas nalgas que le llamaron la atención desde que entro a la casa.
Estuvieron un buen rato así, hasta que Gabriel, autoritariamente le ordenó que se pusiera de perrito en el sofá, escupió el culo de Diego y con una mano tomando su cabello, y con la otra guiando la verga al ano de su receptivo amante, y se la introdujo de un solo golpe.
Diego gemía placenteramente, diciéndole palabras que enaltecían el ego de su macho, no tanto mucho tiempo para que Gabriel finalizara la entrevista, pero esta vez más personal.
Por cada trallazo de leche que expulsaba Gabriel de su uretra, más le jalaba el cabello a Diego, en total fueron 5.
Agitados se separaron, y se sentaron el uno al lado del otro.
Gabriel comenzó a sonreír y eso no pasó desapercibido por Diego, quien le pregunto el motivo, Gabriel señalo la cámara y ambos esta vez rieron, pues la cámara aún estaba prendida y había grabado su encuentro sexual, lo cual no era parte de la entrevista.
—Igual la ...