... ella se sentó sobre mis piernas, rosando su clítoris con mi polla, era una sensación nueva, me arranco la camisa y mis botones salieron volando.
Ella se sobada y sobada y yo ya estaba cansado de los jueguitos así que, sin extender más el tiempo, le clave mi verga dentro de su vagina, al hacer eso, Daniela gimió como una perra en celo.
Daniela cabalgaba como toda una experta sobre mi verga, yo le apretaba fuertemente las nalgas y sus pechos rebotaban como dos globos llenos de agua, los únicos sonidos que se escuchaban eran sus gemidos, nuestras pieles chocando y la hebilla de mi correa pues aún tenía los pantalones hasta los tobillos.
Me saque los zapatos con mis mismos pies, y me despoje del pantalón, medio me levante del sofá, y nos acosté sobre el sillón mirándonos fijamente, en otras ocasiones era yo quien estaba abajo y con las piernas al hombro de un hombre, pero esta vez era yo quien estaba encima y ejerciendo el rol de macho dominante.
Le tapé la boca con una mano, y la embestí con todas mis fuerzas, era gratificante ver como ponía los ojos en blanco cada vez que le refundía mi verga hasta el fondo, emitía gemidos que eran ahogados por mi mano.
Finalmente decidí cambiar de posición, el perrito era ahora, escupí sobre mi verga, escupí sobre su culo, y se la dejé ir toda de una sola estocada, tal y como una vez me lo hicieron a mí, ella grito del dolor, pero no me importaba pues estaba disfrutando, y cuando disfruto nada ni nadie me saca de ese trance, ...
... pero aun así ella se quedó quieta y no hizo intento por zafarse.
La empecé a romper el ojete a vergajos y ella solo gritaba del placer, me decía que siga y que no me detenga, eso provocaba en mi algo que hacía que mi sangre hirviera, ahora sentía lo que sentí que se los hombres activos que follan varios culos.
Varios minutos después de estarle dando polla, me corrí dentro de ella, felizmente fue en el ano, así ya no estaría con la preocupación de que se comprase la pastilla del día después.
Me senté un rato en el sillón, mi verga esta roja y palpitante pero ya flácida después de haber terminado, ella se fue al baño y mientras pasaba eso, yo me limpié la polla, me puse la ropa, y salí de su casa, caminaba en la calle con el pecho descubierto pues, mi camisa no tenía botones.
Mientras caminaba por la calle, pues me sentía tan bien, que desde ahí yo mismo di un cambio, es decir mi mentalidad se abrió, y ya no catalogo a las personas ni a mí mismo en un solo estándar de acuerdo a su opción y rol sexual, más bien entendí que la naturaleza del ser humano es tan cambiante y tan impredecible, que no se le debe encasillar en tan solo un pensamiento.
—Wao, muy buena e interesante tu historia, y la reflexión tuya al final muy acertada —dijo el entrevistador.
—Así es y es muy importante para aprender y tolerar todo lo demás —dijo Diego.
—Bueno diego ya para despedirte ¿Qué les dirías a las personas que te están viendo? —dijo el entrevistador.
—Pues lo único que les ...