... con un hombre y desde ahí supe que quería ser penetrado siempre, pero la primera vez con una mujer fue una de las experiencias más enriquecedoras en toda mi experiencia sexual, porque me cambio la forma de pensar.
Descargue Tinder, el Grindr de los heteros, movido por la curiosidad que sentía, tal vez la misma que la de un hetero cuando quiere tener sexo con alguien del mismo sexo.
Había muchas chicas guapas y de buen cuerpo, estaba viendo y le di like a la tía que me parecía más atractiva, en ese instante hicimos “match” y se abrió el chat, empezamos a conversar, y no miento al afirmar que Tinder es el Grindr de los heteros pues al instante la chica me propuso tener sexo.
Siempre me sentí a gusto con mi orientación sexual, pero también siempre hubo esa curiosidad así que impulsado por ella concreté el encuentro.
Daniela que así se llamaba ella, era una mujer muy guapa, de 20 años por aquel entonces, cabello rizado, un busto prominente y de trasero imponente, fui hasta su casa, que compartía con una amiga, pero ese momento ella no estaba.
Nada más entrar me beso, al principio me tomo por sorpresa, pero al instante le agarre el ritmo, era totalmente distinto a los besos de un hombre, a parte que siempre a mis los hombres son lo que me toman del rostro, agarran mi trasero, pero esta vez tenía que ser yo.
Así que recordé lo que siempre me gustaba que me hagan y se lo hice a ella.
La arrincone contra su puerta que ya estaba cerrada, restregándole mi paquete ...
... en su entre pierna, que por cierto era algo nuevo para mí no sentir otro paquete restregado al mío, nos besábamos con pasión y con bastante lengua.
Se quitó la blusa, y automáticamente me lance a mamarle las tetas, sus pezones estaban bien paraditos, los chupe tanto que se los deje muy rojos de lo rosaditos que eran.
Mi verga estaba a mil, ni yo mismo me lo podía creer, y por mi mente cruzo una idea, quería probar si como dicen que los hombres son mejores mamando verga que las mujeres, o solo es un mito, así que con fuerza la hice arrodillar, me baje el cierre de la cremallera mientras ella de rodillas miraba como sacaba mi polla, que estaba babeante.
Al instante ella se la metió a la boca y se la trago hasta perderse por completo, lo único que podía ver esa su nariz pegado a mi pubis aspirando el olor de mi recortado vello púbico.
La chupaba con maestría, ahí descubrí que lo que pensaba era un mito, ya que toda persona puede hacer cosas increíbles y hasta más.
Le follaba la boca, presionaba mis dos manos contra su cabeza y le hacía tragar mi verga hasta el fondo pues eso me gusta que me hagan a mí, le taladraba la garganta hasta dejarla casi sin respirar.
Charcos de saliva caían al piso y resbalaban pos sus senos, exhausta por lo que estaba haciendo, se puso de pie y me llevo hacia el sofá, yo torpemente camine hasta dejarme caer en el sofá, ella se quitaba el resto de sus prendas mientras yo me masturbaba lentamente.
Una vez queda completamente desnuda, ...