1. Desafío de galaxias (capítulo 8)


    Fecha: 10/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... de primera mano como marchaba el proceso de evacuación.
    
    —En dos días terminaremos de trasladar a la población civil, —dijo la regente Daalis—. Como se puede imaginar, el proceso ha sido muy traumático.
    
    —No podíamos hacer otra cosa, las distorsiones ya se empiezan a notar aquí, y cuando dentro de tres días se abra el portal, la situación empeorara. Y no podemos tener a millones de civiles permanentemente bajo escudos de energía.
    
    —Lo sé, lo sé. Es una tragedia colosal, el que más y el que menos ha dejado atrás muchas cosas.
    
    —Si tenemos éxito y logramos cerrar el portal, tendremos otros dos meses más hasta que lo vuelvan a abrir…
    
    —Seria bueno que con calma pudieran volver para recoger algunas cosas, —la interrumpió la regente—. Tenga en cuenta que es casi seguro que no podamos regresar a Faralia.
    
    —Veremos que se puede hacer, pero comprenda que el despliegue militar es prioritario.
    
    —Por supuesto. Solo pido que lo tenga en cuenta.
    
    Al día siguiente llegaron a Karahoz, y en compañía de Opx inspeccionaron los trabajos de fortificación del santuario.
    
    —¿Ya han llegado todas las tropas? —preguntó Marisol mientras recorrían la parte superior de los milenarios muros exteriores del santuario.
    
    —Afirmativo, en total 2.350 soldados faralianos, más dos escuadrones españoles y un grupo de zapadores, también españoles.
    
    —Veo que estás cavando trincheras.
    
    —Hemos podido activar los generadores de ...
    ... escudo…
    
    —Entonces, ¿para que cavan trincheras? —le interrumpió Anahis con ingenuidad.
    
    —Los escudos no llegan al suelo. Estaban diseñados para resistir el bombardeo desde la órbita o desde el aire, pero permitían operar a la infantería. Se quedan como a cinco o seis metros del suelo.
    
    —¿Y los pertrechos?
    
    —Todo está aquí. Calculo que podremos resistir cerca de un mes, —contestó el flamante general Opx—. Por cierto, les hemos preparado una pequeña sorpresa. Los montes que hay al norte están llenos de cuevas. En ellas hemos ocultado cuatro baterías de misiles que podemos operar desde aquí. Confiamos en poder derribar alguna de sus naves.
    
    —¿Y la artillería del monasterio?
    
    —Solo hemos podido recuperar cuatro baterías de tiro automático, el resto está inservible. Lo mismo pasa con la artillería pesada, cuatrocientos años a la intemperie para factura. De la artillería de defensa planetaria, solo funciona una batería. Pero tenemos 14 piezas de artillería de campaña y 6 morteros de plasma de los encontrados en el DAE-3.
    
    —Perfecto general, —Marisol se situó ante él y pasó su mano por la nuca del general—. Opx, no sé cuanto podré venir a ayudarte.
    
    —No te preocupes mi señora, —contestó cogiéndola la mano y besándola— todos los que estamos aquí, sabemos a que hemos venido… y que posiblemente no regresemos.
    
    —¡De eso nada! Te prometo que os sacaré de aquí, —y mirándole fijamente a los ojos, añadió—. Yo no abandono a los míos. 
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