Mi amiga Feli me llevó hasta él
Fecha: 22/03/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... oscura, pero al rato de estar dentro ya distinguía todo y me pareció bonita, era un gótico mal conservado, pero me senté en un lugar donde había un rayo de luz desde una ventana y me gustó la idea de estar iluminado por un aura sobrenatural.
Mis amigos de la academia me dicen que yo soy medio poeta y medio artista porque siempre encuentro razones para ponerse en plan místico. Eso dicen ellos, pero no es verdad, lo que pasa es que la música y la danza, dos actividades que practico en la academia, forman el espíritu y el pensamiento con ciertas delicadezas, aunque no a todos. También dicen eso porque en sus cumpleaños les escribo poemas rimados con cierto erotismo y les encanta.
Pues estando sentado en el banco se me acercó el cura de la misa de la otra vez y me dijo:
— Tú eres el amigo de Felisa, —y se sentó a mi lado.
— Sí, señor.
Ese día iba con uno de mis jeans muy rotos, aparte de las rodillas la pierna derecha estaba muy desgastada y en la izquierda el roto subía muslo arriba. Suelo usarlo más en verano, pero si no hace frío me gusta ponerme los más rotos, es algo que fastidia a mi madre. El cura no era viejo, ni excesivamente mayor, no le haría más de 30 años o por ahí estaría, rubio y bien parecido; lo que me pareció es que era un poco tontín, y me preguntó:
— ¿Qué edad tienes?
— Diecinueve años, —respondí.
— ¿Qué estudias?, porque tú estudias ¿no?, —inquirió insistente.
— Danza y música, en concreto practico violín, —respondí.
— Qué ...
... interesante, hasta podrías tocar aquí en la iglesia el violín…
— No, no puedo, —respondí
— ¿Por qué no puedes?, —ya parecía la inquisición.
— Porque nosotros somos estudiantes, no intérpretes profesionales y para tocar como estudiantes en un lugar necesitamos comunicar al director y al profesor y nunca iríamos solos y ellos ponen condiciones, nunca es gratis, aunque nosotros no cobramos pero con eso ayudamos a la academia, —fue la respuesta exacta.
—Ah, qué desprendimiento, —puso su mano sobre mi muslo semidesnudo y preguntó señalando el maletín de mi violín:
— Es ese tu violín? ¿puedes mostrármelo?
— Sí, claro, —respondí, tomando el maletín que me puse sobre mis piernas para que quitara su mano que ya me estaba produciendo una erección y la sacó, no sin rozar levemente por mi paquete.
— Oh, se ve que es bueno, ¿cómo lo conseguiste?
Entonces entró un grupo de gente en la iglesia y me invitó a pasar a una sala donde tenía una mesa escritorio y cerró la puerta. Y me invitó a que le mostrara el violín, lo saqué, dejé que lo tocara con sus manos y se lo cogí enseguida mientras le pasaba un paño para eliminar las posibles huellas. Cerré el maletín mientras le contestaba:
— Me lo compró mi padre cuando ingresé en la academia y me inscribí en danza y música. Es bueno el violín, pero si llego a ser profesional tendré que comprarme otro mejor, aunque este es profesional, es de abeto alemán, —y cerré la caja para irme.
— Me dijiste la otra vez que eras gay, ¿o ...