Fecha: 12/07/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... colocó mi verga en el lugar correcto y sin pedir permiso, empezaba a penetrarla limpia y seguramente, nuestros ojos se encontraron y nuestros besos eran acompañados por la cogida que hace un tiempo necesitábamos.
No tuve que esperar a que me dieran permiso, de un buen golpe terminé de enterrar toda mi pinga en su sabrosa concha. Ella echó su torso para atrás, ofreciéndome sus senos voluptuosos que yo empecé a degustar como dueño absoluto.
- Cárgame.- susurró pasando sus piernas por detrás de mi cintura.
Con mis manos sujetaba sus nalgas, subiendo y bajando su cuerpo permitiendo el coito. Así estuvimos cerca de 5 minutos o más, que importa, lo importante fue que la cachada que nos dábamos era la gloria. Sin decirle nada, la agarré firme en mis brazos y me lancé sobre la cama, rebotando nuestros cuerpos sobre el colchón de muy buena calidad para resistir mi locura.
Abrazados como tanto nos gustaba, seguimos copulando, minuto tras minuto, salía y entraba de su chucha húmeda y caliente como ella sola. Sus gemidos eran la música más hermosa que conocía y conocería por siempre. Yo sacaba toda mi verga dejando el glande dentro suyo y volvía a ingresar lento, muy lento haciéndole sentir el gusto más grande de su vida como siempre me confezaba. Otras veces se la dejaba entera por completo hundida en su concha, y la apretaba contra mi cuerpo tocando su útero con el glande, eso la volvía loca en verdad, porque le daba un placer inmenso y desbocado. La señora Ysabela, se ...
... retorcía de lo sabroso que se sentía llenada en sus entrañas por mi considerable pene.
Al sentir que mis huevos estaban a punto de estallar, saqué mi verga y me trepé hasta sus senos, sentado jalé todo lo que pude mi pellejo, y en segundos su cara se veía bañada de mi abundante eyaculación. Su cabello, su nariz, mejillas, un ojo y su barbilla estaban embarradas de mi néctar, mientras ella se relamía rescatando y disfrutando de la lechada que rodeaba su boca.
Extenuado caí a un lado de ella, su cabello era una maraña loca y desenfadada, quien pudiera creer que una madre pudiera ser tan salvaje.
- Uffff, mira cómo me has dejado, pequeño.- dijo riendo al ver su rostro en el espejo. Si mi esposo me viera así se moriría.
- Ja,ja,ja, ¡qué loca eres!- dije divertido por su ocurrencia.
Luego ella fue al baño, a lo lejos escuchaba el correr del agua, signo que se lavaba mi semen de la cara. Al poco rato regresó sonriendo y acostándose a mi lado. Yo la rodeaba con un brazo y su cabeza descansaba sobre mi pecho, sus vellos púbicos me rozaban la pierna derecha.
No necesitamos descansar mucho pues los días de abstinencia nos urgían a seguir copulando. Una vez más su mano se deslizaba sobre mi miembro viril logrando con facilidad que alcanzara su sobresaliente tamaño.
- Que verga, que pedazo de verga.- dijo jalando con fuerza mi pellejo.
La señora Ysa se movió sacando la vaselina, y procedió a embadurnar mi verga, luego su dedo se dirigó a su ano, y así como estaba yo, ...