1. Negación - Capítulo 8


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: Gays Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... fue bastante cómico, el actor merecía una ovación de pie. Chasqueó los dientes, apretó la mandíbula y nos pusimos en marcha.
    
    Si no estábamos en medio de la nada, nos encontrábamos muy cerca. La lluvia no había cesado ni por un segundo. Habíamos dejado la carretera hace unos pocos minutos, nos hallábamos fuera de la ciudad, en lo que parecía ser una zona bastante rural. El camino se perdía allí donde las luces no alcanzaban a iluminar, alejado de los focos del vehículo, el mundo estaba sumido en la oscuridad más absoluta. De alguna extraña forma reconocía el camino, sabía que unos kilómetros más adelante nos encontraríamos con un antiguo puente de madera, y una vez que lo cruzáramos, el asfalto acabaría, dando lugar a un camino de tierra. Los árboles rodeaban la ruta formando una pesada pared de hojas negras, dándole un aspecto tétrico al ambiente.
    
    Me quedé mirando por la ventana, absorto en mis pensamientos, ajeno del mundo que me rodeaba cuando el vehículo se detuvo. Miré a tientas, en la oscuridad, tratando de localizar a Eduardo. Los focos de un auto se encendieron frente a nosotros. Las luces me enceguecieron, instintivamente llevé mi antebrazo a los ojos para cubrirme. El haz de luz de los focos, dejaba entrever las gruesas gotas de lluvia que brillaban al caer, mientras refractaban la luz. Miré a mi acompañante.
    
    - Llegamos – anunció.
    
    - No me digas… pensé que aún faltaba camino – dije sarcástico.
    
    - Bájate – respondió lacónico.
    
    No necesité más ...
    ... invitaciones, si quería salvar mi pellejo, necesitaba ver a Eduardo. Distraerlo era la primera opción, si de alguna forma lograba estar frente a sus genitales, tendría el mismo destino que su amigo. Me había convertido en un come-verga letal. La segunda opción era un mano a mano, viéndolo de forma objetiva, yo era fuerte, tenía años de entrenamiento. Sabía algunas técnicas de combate, una vez entré a una clase de Defensa Personal, aprendí ciertos trucos como el hueso de la nariz que se incrustaba en el cerebro. Las patadas bajas. Los ganchos altos. Y los mordiscos de glande, aunque eso lo inventé hace poco. Con eso tenía. Aunque seguramente él sabía cómo defenderse, traté de no ir por ese camino, yo tenía el factor sorpresa. La tercera opción era el sexo, pero esa alternativa era imposible.
    
    Desabroché el cinturón de seguridad, tomé el paraguas y salí del auto, él no se movió. Me sorprendió lo tibia que se sentía la noche, esperé la llegada de una ráfaga de viento que me congelara, pero nada pasó. Seguramente los árboles a mi alrededor generaban una especie de cortina que impedía que la fría brisa nocturna penetrara en el camino. La puerta del copiloto del vehículo frente a mí se abrió de par en par, dándome la bienvenida. Me acerqué, mientras en mi mente repetía incesante “Tú eres valiente, tu eres valiente”, como un mantra.
    
    Eduardo se sentaba erguido, su rostro cuadrado no dejaba ver ninguna emoción, estaba impávido. Miraba al vacío, a un lugar lejano de donde estábamos él, su ...
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