Negación - Capítulo 8
Fecha: 07/03/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... - introdujo su mano siguiendo la línea de mi pliegue – Pero lo lesionaste… - uno de sus dedos comenzó a invadir, buscando mi entrado.
Me comencé a sentir asqueado, me mordía la lengua tratando de no gritar, de no llorar. Ya no quería más dolor, ya no quería más tormento. Pero prefería los golpes, los elegiría mil veces a tener que entregar mi cuerpo. El Puto había muerto, murió esta noche. Había claudicado entre una lluvia de golpes en una noche lluviosa en medio de la nada. Yo sobrevivía. Yo importaba.
Me alejé de su toque, subiéndome los pantalones mientras me giraba, vi por el rabillo del ojo que Antonio se acercaba a trote, bastante recuperado, nos había estado observando apoyado en su auto.
- No me toques – le dije a Eduardo, mirándolo.
- Tú me perteneces – dijo, acercándose.
- No te acerques – le volví a advertir.
No detuvo su andar, estaba a escasos centímetros. Actué de puro instinto, impulsado por la adrenalina y el odio, salté la distancia que nos separaba, y le di un rodillazo en los genitales, descargando toda la ira y el dolor contenido en el golpe, vengando al Puto que había nacido y muerto en las manos del maldito al que golpeé.
Lo escuché jadear y caer al suelo pesadamente. Una fuerza me propulsó hacía atrás haciéndome caer, un gruñido bajo se escapó de la garganta de mi atacante, rodé por el suelo. Miré la escena desde la distancia, Antonio se cernía sobre Eduardo que se hallaba tendido en el suelo, las manos en los genitales, lanzando ...
... improperios de dolor. Traté de ponerme de pie nuevamente, fue un trabajo arduo, pero lo conseguí. Vi a Antonio extendiendo la mano, ayudando a Eduardo a levantarse. Este último, se apoyó en sus rodillas recobrando la respiración.
Miré uno de los vehículos, eran mi única vía de escape, tenía que conseguir llegar a uno de ellos. Antonio pareció intuir mi plan.
- ¡No llegarás! - gritó, advirtiéndome.
Lo miré. Él tenía razón, si nuestra distancia fuera mayor, quizás lo lograría, pero aun estábamos demasiado cerca. Si Antonio no hubiera intervenido, habría prolongado el dolor de Eduardo. Quizás sería un homicida en estos momentos. ¿Quién sabe?
Vi a Eduardo mirarme, una determinación asesina cubría sus rasgos, comencé a retroceder lentamente, acercándome a los autos. Se miraron por un segundo, trazando un plan silencioso. Me aterré y corrí forzando a todos mis músculos a responder a esta llamada de auxilio. Escuché el sonido de sus zapatos impactar con el barro a mi espalda, a escasos centímetros de mí, me concentré en mi objetivo. Llegó por mi costado. Caí presa de un cuerpo más pesado que mío. Rodamos por el suelo, enfrascados en una danza de golpes.
Quedé bajo el pesado cuerpo de Antonio, traté de golpearlo pero retuvo mis manos con sus rodillas a mis costados. Comencé a respirar rápidamente. Ladeo la cabeza, sonriéndome, su respiración también estaba agitada por el esfuerzo físico.
- ¡Te lo dije! – dijo y me propino en golpe en la mejilla que me hizo girar la ...