1. Negación - Capítulo 8


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: Gays Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... los ojos abiertos.
    
    - No te ves nada bien – dijo con una sonrisa maliciosa en la cara – deberías pedirle a un médico que te revisara.
    
    Lo escupí en la cara, un hilo de sangre quedó colgando desde su ojo hasta la nariz. Cerró los ojos, el rostro crispado en furia. Haló con más fuerza mi pelo, inclinado aún más mi cabeza, mientras que con su mano libre limpiaba su rostro.
    
    - ¿De verdad quieres morir? – susurró en mi oído – Pensé que eras un poco más listo que esto. De verdad pensaste… de verdad creíste que podrías enfrentarte a nosotros. ¡Ya estás medio muerto y sigues luchando!, ¡Eres increíblemente valiente o increíblemente estúpido! - me observó por un segundo, y luego me escupió en la cara.
    
    Se puso de pie liberando su agarre en forma brusca, lo que hizo que mi cabeza se balanceara entre mis hombros, hasta que pude mantenerla fija mirando el suelo. Un material viscoso caía desde mi nariz hasta el barro, mezclándose.
    
    - El Puto está listo para jugar contigo Eduardo.
    
    No pude distinguir desde que punto me llegaba la voz de Antonio. Sí percibí gran diversión en ella, como si se tratara de un deporte que practicaban hace mucho tiempo, me pregunté qué tan cierta fue la historia que me contó en el Hotel, y cuántos habían estado en la misma posición en la que me encontraba. Esperaba que no hayan sido tan imbéciles como yo para ofrecerse de voluntarios a la muerte.
    
    - ¿¡De verdad!? – Eduardo estaba fascinado.
    
    Llegó rápidamente a mí lado, me agarró de un brazo, ...
    ... poniéndome de pie. Me desestabilicé, y estuve a punto de caer, cuando me tomó por los hombros, frente a mí, para evitar que cayera. Cuando me sintió seguro, liberó una de sus manos y la puso en mi barbilla, elevándola, un leve dolor irradió con su toque. Gotas de agua caían por su pelo, descendiendo por toda su cara. Una sonrisa de oreja a oreja se extendió por su rostro.
    
    - Hola – dijo.
    
    No contesté nada. Cerré los ojos. Quería imaginar que estaba en otro lugar. Un lugar soleado y no lluvioso, donde estuviera seco y limpio y no empapado y lleno de barro, y por sobre todo, un lugar donde cada respiración que diera, no enviara un grito de protesta que recorría todo mi cuerpo en modo de respuesta, idealmente un lugar donde nada doliera, y ellos no existieran.
    
    Besó mis labios. Su caricia fue urgente, su lengua tratando de invadir en mí. Me separé abruptamente, pero cuando comprendí lo que había hecho y la reacción que mi acción iba desatar en él, lo miré con temor, esperando el nuevo golpe de dolor. Me observó unos segundos, en su boca había un rastro de sangre que era limpiado rápidamente por el agua que caía. Movió sus manos y me encogí ante su movimiento, pareció causarle gracia. Apoyó sus manos en mis hombros y me giró.
    
    - Arruinaste el plan… – me susurró al oído – había algo muy divertido que quería probar contigo… – una de sus manos fue descendiendo por mi espalda hasta llegar al borde de mi pantalón – pero… - separó la tela de mi piel – Antonio era parte importante… ...
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