Mi hermana Julia - 4 -
Fecha: 26/01/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... trabajo de aprovisionamiento de esos materiales y nos dedicamos a realizar el montaje de la hoguera. Una vez construida la pira funeraria, sacamos los bocatas y las latas de bebida, por supuesto sin una gota de alcohol. Una vez repuestas las fuerzas y sin otra cosa que esperar la medianoche, salvo algún atrevido que decidió probar qué tal estaba el agua del mar, los demás nos dedicamos a contar chismes y hacernos alguna que otra putadita, pero de carácter venial. La hoguera de nuestro grupo estaba bastante cerca de la de Julia y Mónica, por lo que de vez en cuando las dos aparecían por allí en cumplimiento de la misión de vigilancia que tenían encomendada. Cuando llegaron la primera vez y se fueron, el cachondeito de mis colegas hacia mi persona fue de órdago. - ¡Joder con el bebé! No te quejarás, infante. Menudo cangurito te han contratado; y lindezas de ese tipo con toda la mala ostia del mundo. - Tened mucho cuidado con lo que decís: es mi hermana, -les replicaba, aparentando mala leche-. - Ya lo sabemos, tío; nos referimos a la rubia. ¡Joder! Tíos, ¿Os habéis fijado? Está como un tren. Esas y otras exclamaciones, que no me atrevo a transcribir, estuvieron a la orden del día; para mejor decir: de la noche. Pero todas ellas cargaban una clarísima connotación sexual y machista. (Las dejo a la imaginación de cada lector; -no todo lo va a poner el autor-) A las 12 de la noche se procedió a pegar fuego a tanto monumento inútil, mientras la algarabía alrededor de cada hoguera ...
... era la tónica común. La playa se convirtió en un pandemónium de gritos y vocerío mientras los más valientes, primero se acercaban al fuego y se calentaban, para luego, cuando ya solo quedaban los rescoldos, saltarlos, según dicen que mandaba la tradición. A mí eso me pareció una tontería y un riesgo innecesario. El fuego se consumió bastante antes de lo que todos hubiéramos deseado. Lo bueno, si breve, dos veces bueno; al menos eso dicen algunos para consolarse cuando se acaba la juerga. No paso media hora cuando se presentó ante nosotros Mónica. - Luis, ven conmigo; vamos a ver a tu hermana. - ¿No puede venir ella? Jo; estoy con la panda. - Ya lo veo, pero no seas tan gandul. Anda, ven, Luis. Créeme: te conviene venir. Mueve el culo. Ahora vuelvo chicos. Eso si no me rapta algún alienígena que ande suelto por ahí. Hoy es una noche de brujas; ya lo sabéis. Acompañé a Mónica, que me llevó a un lugar algo apartado, más allá de donde estaba la hoguera de Julia y sus amigos, de la que ya solo quedaban unos rescoldos mortecinos. El lugar tenía un cierto recogimiento. - ¿Dónde está Julia? - Está gozando de un ratito de “intimidad”. ¿Me entiendes? Me ha encargado que te cuide, y no la puedo defraudar. Se bueno y no preguntes más. - ¿Tú no tienes tu ratito de “intimidad”? ¿O lo tendrás cuando Julia termine el suyo? ¿Os turnáis? - Qué más quisiera yo. Mi chico está prisionero. - ¿Prisionero? ¿Está en la cárcel? - Es broma, tonto; qué cosas dices. Está concentrado con el resto de su ...