El calvario de Luciana (2)
Fecha: 17/06/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... elastizar e hidratar la piel que usaba a diario.
Luciana temblaba y opuso apenas un leve respingo cuando Emilia la tomó de un brazo, la empujó hacia la cama y cruzándole un pie por delante de sus piernas hizo que la joven tratabillara y cayera después boca abajo sobre el lecho.
Graciela sonrió admirada ante la evidente habilidad en esas lides que Emilia demostraba, y sus ojos recorrieron lentamente el cuerpo de la proxeneta.
“A su edad y lo buena que está.” –se dijo ya muy caliente y dispuesta a gozar de una sesión de sexo lésbico que imaginaba orgiástica.
Luciana sollozaba boca abajo en la cama, exhibiendo para ambas mujeres lo estrecho de su cintura, la amplia y armoniosa curva de las caderas y ese culo que parecía moldeado por el mejor de los escultores.
Emilia le hizo una seña a Graciela y ambas se tendieron en la cama a los costados de Luciana.
-Ponete de espaldas. –ordenó Emilia con todo firme.
Luciana vaciló y estaba a punto de obedecer cuando la dueña de casa insistió mientras le daba un fuerte chirlo en la cola.
-¡De espaldas, dije!.
Luciana giró sobre si misma con una expresión de susto en su rostro.
-Mmmhhhhh, nenita, me gusta verte asustada… Me calienta. –dijo Graciela.
Emilia la miró y le dijo mientras su mano izquierda se apoderada de uno de los pechos de la joven:
-A mí lo que me gusta es esa atracción por la dominación que estoy empezando a descubrir en vos, Grace.
Graciela miró a Emilia, interrumpió sus caricias a ...
... Luciana y contestó sonriendo:
-Siempre me gustó mandar pero con esta nena mandar, además de gustarme, me excita.
Graciela estaba tendida de costado junto a la jovencita, apoyada en su brazo izquierdo y con una pierna semiencogida. Emilia, del lado opuesto, besaba a Luciana lentamente, una y otra vez, en el cuello, la oreja, los hombros y los pechos mientras deslizaba su mano muy despacio hacia abajo, apoyando sólo la yema de los dedos en la suavísima piel de la joven, que contra su voluntad se sentía cada vez más caliente. Mientras gemía entregada a los sabios magreos de Emilia, se reprochaba con angustia ese goce indisimulable que estaba experimentando.
En ese momento Graciela entró en acción apoderándose de sus pechos, con caricias y presiones de sus dedos que después puso a jugar con esos pezones rosados que no tardaron en mostrársele duros y erectos.
“Ay, ay, ay –pensó la arquitecta sintiendo que su rostro y su cuerpo ardían. -Jamás imaginé que pudiera gustarme tanto estar con una hembra.” –y enseguida inclinó su cabeza, entreabrió sus labios y aprisionó entre ellos el pezón derecho, para chuparlo y morderlo con alguna fuerza, alternativamente.
Los gemidos de Luciana se hicieron más fuertes hasta transformarse en un violento jadeo cuando la mano hábil de Emilia llegó a destino y un dedo se aventuró por el sendero ya bien mojado hasta dar con el himen. Emilia retiró el dedo e inmediatamente después introdujo dos, el índice y el medio, haciéndolos avanzar y ...