... minutos después ella se levantó para ir al baño y al regresar a la cama encendió el velador de la mesita de luz. Entonces me encontré con la sorpresa de que había estado jugando con Solange, ya que no había rastros de mi esposa en nuestra habitación…La nena estaba completamente empapada en alcohol y balbuceaba de manera incoherente; casi no se mantenía derecha de pie. Volví a acostarla y le pregunté por Ana, pero respondió algo ininteligible y perdió el sentido otra vez…La arropé como pude y me vestí a las apuradas. Fui hasta la habitación que reservábamos para recibir visitas y allí efectivamente estaba mi dulce Ana en su séptimo sueño, boca arriba y completamente desnuda, los muslos abiertos y dos de sus largos dedos enterrados a fondo entre sus labios vaginales…Me recosté junto a ella, todavía con la verga dura de solo pensar el jugueteo que había tenido con Solange.Temprano por la mañana me despertó Anita, ya lista para ir a su oficina. Yo tenía un vuelo programado al día siguiente, así que esa mañana me quedaría en casa… a solas con la nena…. La verga se me puso dura nuevamente de pensar lo que podría hacer con ese caramelo durante toda la tarde hasta el regreso de Anita…Luego de despedirme de mi dulce esposa me levanté de la cama y preparé café para desayunar. En ese momento apareció Solange, recién bañada y perfumada, vestida con una musculosa bien ajustada que dejaba ver sus magníficas tetas turgentes y una diminuta minifalda de jean que apenas le tapaba la cola.La ...
... saludé con un amable “buenos días”, pero entonces la pendeja me espetó rabiosa:“Entonces cuñadito querido, qué diría tu esposa si supiera que te gusta meterte en la cama de su hermanita menor, sacarle la tanga a manotazos, sobarle la concha y obligarla a hacer un perfecto sesenta y nueve, eeehhh?Le contesté que ella era quien estaba en mi propia cama, del lado donde se acostaba Ana y que además ella misma había sido quien había iniciado todo, al acariciarme la verga y comérsela con todo gusto…“Víctor, no pensé que fueras tan hijo de puta; me dejaste muy caliente anoche”. Dijo.Le respondí que yo también había quedado muy caliente con el sesenta y nueve inconcluso y le pregunté si podíamos continuarlo en ese mismo momento.Me pareció que se le erizaron los pezones bajo la musculosa pegada al cuerpo, pero me dijo categóricamente que ni loca iba a tener sexo conmigo, ahora estando sobria.Pero con esa respuesta lo único que logró fue hacerme excitar todavía más. Así que gire por detrás de ella, la levanté de la silla jalando sus cabellos y la hice voltear sobre la mesa, con sus tetas sobre la tabla y los pies descalzos pataleando en el aire.Solange gritó por la sorpresa, pero enseguida comenzó a reírse sin control…De un manotazo le arranqué su diminuta falda de jean y me encontré que no estaba usando tanga; era exactamente lo mismo que hacía Anita a esa edad…Me incliné para oler su concha humedecida y ese olor a hembra me terminó de enloquecer. Le hice separar un poco los muslos con ...