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Mi primera experiencia - Parte 6
Fecha: 15/06/2017, Categorías: Gays Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos
Todo lo que estaba viviendo esa noche me parecía un sueño increíble. Con cierta desazón comprendí que hasta entonces me había perdido una buena parte de mi vida sin haber disfrutado tan maravillosas vivencias. En ese momento solo deseaba continuar con esa fantasía con mi esposo… o sin él. El Domador continuaba frente a mí como si aún deseara algo más de mi cansado cuerpo. Yo deseaba calmarme, pero mi curiosidad por saber qué hacía el musculoso esclavo me mantenía expectante. El moreno, se había quedado solo y me miró un par de veces como aguardando que el veterano me dejara sola. Yo podía imaginar que el moreno se había quedado excitado sin acabar con la Pantera y pensé que sería una privilegiada si lograba hacerle descargar de nuevo ese rico esperma que había podido degustar más temprano en el sillón. Sin embargo al ponerme de pie para incitarlo a que se acercara a mí, el Domador me tomó de un brazo haciéndome notar que le debía cierta gratitud o fidelidad por la reciente contienda que habíamos librado y que el dolor que padecía mi culito era la señal de ello. Entonces tuve que optar por quedarme junto a él para acompañarlo, sabiendo que luego del combate que había librado seguramente se retiraría pronto con su esposa y yo podría quedarme con mi marido o… quizás ir con el negro. Al intentar buscar la figura de mi Zorro en la lejana penumbra, no lograba encontrarlo entre esas sombras que continuamente se entrecruzaban. Volví a mirar hacia donde estaba el ...
... moreno, quien ante la infructuosa espera de un momento conmigo se había quedado de pie junto al sillón de enfrente. De pronto una sensual silueta femenina venía desde las penumbras como buscando algo. Al llegar junto al moreno éste se le interpuso en el camino. Luego de charlar unas palabras, ambos comenzaron a bailar muy apretados. Yo no tardé en reconocer las atractivas curvas de esa mujer que se perdía entre los brazos de mi ídolo negro. Ella lucía una negra minifalda, una blusa de tul transparente y su brilloso antifaz negro, delataban que efectivamente, se trataba nada menos que de mi amiga Mabel. Supuse que se quería hacer la más interesante tratando de causarme envidia y la verdad es que lo estaba logrando. Mientras miraba, el Domador me mantenía con su brazo sobre mis hombros diciéndome algunas cosas que me costaba entender entre el fuerte ruido de un parlante cercano. El esclavo la tenía a Mabel atracada con su espalda contra una de las gruesas columnas redondas del salón y ella se movía lujuriosamente en puntas de pie seguramente para rozar con su pelvis el magnífico bulto del negro. Hubiera querido ir hacia donde estaban los dos y apartar a la muy yegua de mi “amiguita” del superhombre que yo había descubierto primero, pero el Domador me sostenía abrazándome. Mabel permanecía apoyada contra la columna y había sumergido sus dos brazos bajo el faldón del esclavo. Sin dudas la muy atorranta ya tenía en sus manos el gigantesco instrumento del moreno. El cansancio ...