1. Mi primer amor: una masoquista


    Fecha: 26/11/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... visible enojo —pero aun necesito comprobarlo.
    
    —¿Cómo? —pregunté confuso
    
    —Pues sí, no confío mucho en la fuente que me dijo eso —me explicó— igual y sólo me está echando mentiras, pero como que sí tenía la sospecha. Siento que sí, pero tengo que asegurarme —me dijo e hizo algo que nuevamente tomó mi atención. Habíamos pedido cada uno un postre y cuando tomó un bocado del suyo, lamió de manera un tanto exagerada la cuchara. Lo hizo de una manera sumamente sexual y haciendo una referencia implícita a una felación.
    
    —¿Y cómo piensas hacerlo? —quise saber, aunque mis ojos no se despegaban de sus labios. Me miró y sonrió al notar que observaba completamente embobado su “pequeño” espectáculo.
    
    —Precisamente por eso te propuse venir aquí —me comentó con una sonrisa sugerente y volviendo a hacer ese gesto tan sensual, consciente de que la observaba y sonrió divertida
    
    —¿En serio? ¿Por qué aquí? —quise saber, pero no podía separar mi vista de sus labios
    
    —Me dijeron que lo habían visto en el bar de aquí regularmente los martes con una tipa —soltó con venenosos celos
    
    —Y quieres que los esperemos… —deduje y ella asintió. Feliz de saberme confidente y de ayuda para ella, sonreí también y pregunté con honesta curiosidad— ¿Qué vas a hacer si lo descubres en la movida?
    
    —No lo sé —dijo nerviosa y pensativa— me encantaría montarle una escena, pero al mismo tiempo me da hueva… ¿Tú qué harías? —quiso saber.
    
    —Bueno… —me tomó completamente desprevenido— probablemente no ...
    ... haría nada. Simplemente terminaría con él mañana o en cuanto me busque. No soy tan melodramático.
    
    —Pues si me está engañando se merece una escena —afirmó con seguridad
    
    Continuamos conversando sobre nuestras vidas. Reímos, bromeamos y nos coqueteamos como siempre lo habíamos hecho; sin embargo, había algo diferente en esta ocasión, puesto que ella seguía teniendo esos gestos de provocativa sensualidad. Al poco rato, sin avisarme, se levantó como un relámpago y corrió hacia el bar.
    
    Un diluvio de insultos estalló justo cuando me traían la cuenta y decidí permanecer sentado y al margen de la situación. Sonriendo para mis adentros, me adelanté hacia el bar y me divertí escudriñando la escena que Selene tanto quería hacer, dispuesto a intervenir si la cosa se ponía fea. De pronto, un sentimiento de celos me invadió tan profundamente que no cabía en mí. Confuso, intentaba darle sentido a tan súbita intervención de mis adentros.
    
    Justo cuando le asestaba una sonora y certera cachetada al imbécil aquél, comprendí todo. Me sentía celoso del tipo. Me sentía celoso de que pudiera generarle tanta furia, celos y cariño a una mujer como Selene. Compartía su dolor, pues yo aún lo experimentaba y seguía sin comprender cómo es que, teniendo a una mujer como ella, necesitaba buscar en otros brazos lo que bien tenía con mi amiga.
    
    Me considero fiel partidario de la monogamia y defensor a ultranza de exclusividad en la pareja; no obstante, si hay consenso, mucha perversidad y una ...
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