Nuestro primer encuentro - Relatos Eróticos

Nuestro primer encuentro

... efecto del cloroformo ya debía de estar pasando, y quería que lo primero que sintiera su escasamente lúcido cuerpo, fuese el cosquilleo excitante de la humedad que recorría su cuello. 

 Sus ojos comenzaron, a abrirse, y un pesado aliento fue exhalado… 

-¿Qué…?- Tiritó Ángela, con su voz angelical, entrecortando su cuestionamiento con un gemido, gemido provocado por mis actos en su cuello, que iban acompañados de besos y lamidas suaves, lentas y húmedas. 

 Poco a poco ella se dio cuenta de lo que ocurría, y su cuerpo quiso reaccionar, algo de movimiento ocurrió, pero se detuvo y pasó a ser otro entrecortado gemido cuando una de mis manos apretó su seno derecho, y la otra fue directo a su vagina, que ya comenzaba a soltar aquel néctar… 

-Wi.. ¿Will?- Preguntó, intentando voltear su rostro hacia atrás, aun débil y aturdida por el impactante momento. 

-No puedo hablar…- Expuse entre besos y lamidas a su cuello, a la par de sus cortos y entrecortados gemidos –Estoy trabajando…- Le concluí, con un poco de sarcasmo en mi tono, mientras mis dedos en su vagina empezaban a jugar con sus humedecidos labios. 

 Mi verga también hacía lo suyo, deseando entrar en acción, presionando con fuerza contra la húmeda entrada de su vagina, que con cada golpecito de mi miembro, enviaba una señal para hacer gemir un poco más fuerte a Ángela; Una coordinada sinfonía erótica que tan solo daba su tono de apertura.  

-No te preocupes…- Volví a comentar entre besos y lamidas a su ...

... cuello –Solo déjate llevar…- 

 Yo no lo veía con claridad, pero la muy pícara, mordía sus labios de placer, y estrujaba sus manos en la agarradera, estremeciéndose según mis dedos hallaran un punto clave entre sus labios vaginales… 

- Will…- Me llamó entre jadeos y algún gemido –Desátame…- Me exigió, con una sonrisa que era imposible de malinterpretar… 

 Me sorprendí totalmente cuando esa sonrisa se dio, e inmediatamente, supe que ella era parte del Juego… Sin mediar palabra, subí mis lamidas hasta el lóbulo de su oído, y concluí allí mi trabajo con una suave y rápida mordida, a la cual ella respondió estremeciendo su cuerpo, y soltando un entrecortado gemido… 

 Solté sus amarres, y al instante, lo primero que hizo fue llevar sus manos hasta mi entre pierna, y quitar mi ropa interior del camino, dejando en vista mi verga erecta deseosa de su cuerpo. 

 Sonriendo y con una voz autoritaria exclamó –No me hagas esperar, hazme tuya- Para concluir con un beso de lengua tan excitante, que no me sorprendería que hiciera sobresaltar un poco más a mí ya palpitante miembro. Al soltar mis labios y dejar sola nuevamente a mi lengua, dejando una pequeña estela de saliva entre nosotros, Puso sus manos sobre el respaldo del asiento, y se mordió los labios, a la vez que abría un poco más sus piernas, cuyos muslos ya estaban sudorosos y humedecidos por aquel líquido transparente que brillaba en la oscuridad reflejando la escasa luz ambiental. El calor aumentaba, el ambiente estaba ...