Una vieja amiga
Fecha: 26/06/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... amigas para que saliéramos los cuatro, me llamaba para conversar por teléfono y terminó por convertirme en su confidente, contándome los problemas que tenía con su madre e incluso detalles íntimos de su relación con mi amigo. Todo esto era una tortura para mí. Con el tiempo la relación de Laura con Jorge comenzó a marchar mal y sus discusiones se hicieron cada vez más fuertes y frecuentes. Entonces ella me llamó y me dijo que necesitaba hablar conmigo, a solas y en algún lugar tranquilo, yo le dije que pasaría esa noche por su casa e iríamos a tomar un café. Conseguí que mi padre me prestara su automóvil y a la hora acordada pasé a recogerla. Al salir de su casa, caminando hacia mí por un largo pasillo, no pude evitar apreciar su belleza, llevaba un vestido de una sola pieza, totalmente negro, que se ajustaba bastante a su cuerpo, no traía casi maquillaje y su cabello, peinado hacia un costado, caía simplemente sobre sus hombros, pero la sencillez de su atuendo la hacía lucir particularmente hermosa esa noche.
Fuimos a un pequeño lugar para parejas, un tanto apartado de la ciudad, con la intención de conversar tranquilamente. Estuvimos allí varias horas. Laura me contaba los problemas que tenía con sus padres y con Jorge, pero yo no podía dejar de pensar en todo lo que sentía y como me había enamorado de ella. Miraba a mi alrededor y veía a las parejas besándose o prodigándose tiernas caricias amparados por la semi oscuridad del lugar. En cierto momento le dije que se ...
... hacía tarde y que debíamos regresar, ella parecía no querer volver a su casa.
Era una noche cálida de verano y me pidió que fuéramos dar un paseo por la vera del río. Al llegar, detuve el automóvil y bajé para tomar el fresco. Me senté sobre el murallón, contemplando pensativamente el suave oleaje, ella se acercó a mí y me preguntó qué me pasaba. Decidí terminar con aquel tormento y tomándola entre mis brazos le dije todo lo que sentía por ella, que la amaba y que me lastimaba cada vez que Jorge la abrazaba o la besaba. Pero no podía hacer nada puesto que la amistad para mí era algo sagrado y ella era la novia de mi mejor amigo. Luego de decir esto la besé largamente, nos separamos, la llevé a su casa y nunca más volví a verla.
La bocina de un automóvil entre el tráfico me devolvió al presente. Seguíamos de pie, contra el escaparate de un comercio, mirándonos y sin saber que decir. Laura se había convertido en una hermosa mujer de unos treinta años, su cuerpo se mantenía en perfectas condiciones y el cabello, que ahora llevaba bien corto, acentuaba las hermosas facciones de su rostro. Me perdí en sus ojos marrones tratando de adivinar sus sentimientos, hasta que ella dijo que tenía que marcharse, en ese momento, no sé por qué, le ofrecí llevarla hasta su casa. Ella aceptó.
Fuimos hasta mi auto y nos alejamos rápidamente del centro. Llegamos a la dirección que me había indicado y nos detuvimos frente a un edificio de departamentos. Ella, como dudando, me dijo que estaba ...