La vida de esclava, ¿la vida mejor?
Fecha: 30/08/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: rubyg, Fuente: CuentoRelatos
... y tú me perteneces. Obedecerás o sufrirás.
-¡Suéltame! ¿Por qué me haces esto?
Él no contestó. Cogió la cadena del techo, la enganchó a la barra que mantenía mis piernas abiertas y accionó la manivela hasta que mis pies casi tocaban el techo, dejándome completamente colgada cabeza abajo. Del bolsillo de su pantalón sacó un collar como el que llevaba Pipí, de cuero con una anilla de hierro en la garganta y me lo puso bien ajustado.
-Como eres nueva aquí, sólo hoy perdonaré tu insolencia y te permitiré algunas preguntas. Hago esto porque eres mía y porque me place hacerlo.
-Por favor… Basta. Quiero irme a casa.
Amo cogió una fusta de la pared y me azotó con ella en las nalgas.
-Ahora esta es tu casa, y podrás elegir entre vivir en desgracia en esta mazmorra o complacerme y vivir conmigo en mi palacio.
-No, por favor, no quiero…
-¡Pipí!
La chica acudió inmediatamente a la llamada de Amo. Se arrodilló ante él, bajó su bragueta, sacó su arrugado pene y se lo metió en la boca. No pude verlo, pero por el sonido supe que se estaba orinando en ella.
-Pipí es una buena chica. Hace todo lo que le digo y a cambio vive como una reina, rodeada de lujos y comodidades. ¿No es cierto, Pipí?
-Así es, Amo. Amo es bueno y generoso y me hace muy feliz. –Contestó cuando terminó de tragar.
-Efectivamente, soy duro y cruel con las putas rebeldes, y hago feliz a las chicas dulces y obedientes. Así es el Amo, y tú vas a descubrir enseguida lo feliz que puedes ser ...
... conmigo.
De su bolsillo sacó un par de pequeños vibradores. Se acercó a mí y me introdujo uno en el ano y otro en la vagina. Cuando los activó un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Pipí se arrodilló junto a mí y comenzó a masajearme los pechos y a succionar mis pezones. Mientras, Amo recorría mis labios vaginales con su lengua y hacía círculos alrededor de mi ano con un dedo.
-¡No! –Jadeé. –Hace un rato que quiero orinar, si me hacéis esto yo… no podré aguantar…
Me ignoraron. Continuos espasmos sacudían mi cuerpo colgado y nuevamente con el orgasmo se me escapó la orina. Amo se apartó, pero Pipí permaneció jugando con mis pechos. Mi chorro dorado salía disparado hacia arriba y volvía a caer mojándonos a las dos.
-Te ha gustado, ¿verdad? –Dijo mientras me descolgaba. –Ahora daremos un paseo, te enseñaré mi casa, y tú decidirás donde prefieres vivir, ahí arriba o aquí abajo.
-¿Por qué me haces esto a mí?
-¿Y por qué no? Eres hermosa. No hay ninguna razón en concreto, simplemente te atrapé.
De vuelta en la cama, Amo sacó de otro bolsillo una correa que enganchó a la anilla de mi cuello y una llave con la que soltó mis grilletes. Intenté levantarme, pero tras una semana atada a la cama mis músculos no tenían fuerzas y caí de rodillas.
-¿No puedes andar? Pues tendrás que ir a cuatro patas como una perra. Pipí, corre a traerme el disfraz de perra.
-Inmediatamente, Amo.
Poco después Pipí regresó con una diadema con orejas de perro y un tapón anal con cola de ...