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No sé cómo ocurrió, ni cómo dejé que ocurriera 2
Fecha: 08/10/2017, Categorías: Anal Autor: palotess, Fuente: CuentoRelatos
... Tenía que relajarme e intentar controlar la situación. Esa es tu especialidad ¿no, Laura? Me oí pensar en voz alta. Comimos todos juntos después de subir de la playa. Mi piel empezaba a tener ese color miel que coges cuando llevas unos días tomando el sol en la playa y empezaba gustarme a mí misma. Subí a echarme un rato acostando antes a mi hija a pesar de sus quejas sobre que no tenía sueño y quería quedarse a ver dibujos en el salón. No hice caso y conseguí acostarla después de convencerla (volvía a controlar la situación). Me quité el pantalón corto que llevaba y me dejé sólo la camiseta y las bragas debajo. Me saqué también el sujetador y rápidamente en la penumbra de mi habitación me dejé llevar por el sueño. Me desperté pasado un buen rato cuando oí a mi hija gritar desde abajo que había vuelto Raúl. Rápidamente me levanté y salí a asomarme cuando de repente me lo encontré en el pasillo avanzando hacia mí con su bolsa de viaje en la mano. Sentí su mirada fijamente sobre mí, sintiendo como mis pezones se habían puesto muy duros sobresaliendo de la camiseta y entonces me di cuenta de cómo iba vestida. La camiseta apenas tapaba mis bragas a pesar de que yo tiraba de ella hacia abajo para taparme. ―Hola Tía Laura! ¡sí sé que me ibas a recibir así hubiera venido antes! dijo con una sonrisa de lujuria en sus ojos. ―Hola Raúl! dije, intentando aparentar normalidad. ―Te lo has pasado bien? pregunté. Se acercó hasta donde yo estaba, sentí cómo se aceleraba ...
... mi respiración y veía su sonrisa de autosuficiencia, de controlar la situación. De pronto vi que subía mi hija y volví a la realidad entrando rápidamente en mi habitación notando la mirada de mi ¨sobrino¨ sobre mi culo apenas cubierto por la camiseta. ―Mamá ponme el bañador y los manguitos porfa! ¡me está esperando la abuela en la piscina! Me puse a cambiar a Laura y conseguí ponerle los maguitos después de ponerme seria con ella. Me acerqué a la ventana y desde allí apoyada en el alféizar vi llegar a mi hija corriendo y a mi suegra sentada en la hamaca cómo le ayudaba a quitarse las sandalias ante la impaciencia de mi hija por meterse en el agua. ―Carmen (así se llama mi suegra): Dónde paran los hombres? ―Se fueron a pescar… jajaja j… o a intentarlo al menos. ―Han dicho cuando vuelven al menos? ¡lo digo por la cena! ―Cuando oscurezca han dicho! contestó mi suegra. ―¿Marcos también ha ido con ellos? pregunté. ―Sí. Dice que quería ver quién pescaba más, ya ves, ¡cómo si no los conociéramos! ―Al final dirán o que hacía aire o que los han echado de nuevo, vete tú a saber! contestó mi suegra. De repente sentí la presencia de alguien detrás de mí. Cuando quise echarme hacia atrás noté algo duro sobre mis nalgas y unas manos que me apretaban las tetas y a la vez me empujaban hacia dentro. ―Hola tía Laura ¿me has echado de menos? yo a ti mucho, ya ves cómo vengo. ―Suéltame capullo! ¡tu abuela está ahí abajo! intenté soltarme pero él era mucho más ...