No sé cómo ocurrió, ni cómo dejé que ocurriera 2
Fecha: 08/10/2017,
Categorías:
Anal
Autor: palotess, Fuente: CuentoRelatos
... como se despedía de mi cómo si no hubiera pasado nada.
―Adiós Raúl! dije intentando parecer lo más normal posible.
Rápidamente salió al jardín y en ese momento sentí una sensación cómo de alivio y tristeza a la vez. ¡Dios! vamos a ver si te centras de una puta vez Laura! pensé casi en voz alta.
Esa noche salimos a cenar con mis suegros y después paseamos por el puerto y el paseo marítimo, llevando después a mi hija a unas atracciones para los niños donde se lo pasó como se lo suelen pasar los niños en vacaciones y en la playa. ¡Sin darnos ni un segundo de descanso! sobre todo, a mi claro.
Volvimos ya pasada la medianoche al chalet de mis suegros y mi hija al mismo llegar y después de pasar por el baño se metió en su cama y no tardó ni medio minuto en quedar dormida como un tronco. La besé en la frente y suspiré en voz alta.
Entré yo también al baño y sentí una punzada de dolor en mi vientre. Vaya, una buena noticia, acababa de bajarme la regla. Un problema menos, no me tocaba todavía, pero con tanto ajetreo se ve que se adelantó la naturaleza. Volví a lavarme y me acosté enseguida, yo también estaba muerta de cansancio.
Cuando subió mi marido dormía y no me enteré hasta que noté su mano acariciar mi culo. Lo miré entre sueños y le dije la situación en que me encontraba, rápidamente me dejó tranquila. Se dio la vuelta en la cama y se durmió también.
Al día siguiente desperté a eso de las nueve y salí de la cama rumbo al baño. Antes de entrar en él me asomé ...
... a la habitación de mis hijos y comprobé que los dos dormían todavía sin dar señales de querer levantarse. Tapé a mi hija con la sábana y entré en el baño.
Pasaron tres días y tocaba lo que normalmente se hace en vacaciones, bajar a la playa por la mañana con la niña. Por la tarde nos quedábamos en casa y tocaba piscina y hamaca, mucha hamaca y sol…mucho sol.
Yo cuando estoy con la regla no me gusta bañarme, así que me quedaba en la orilla tomando el sol y vigilando a mi hija. Por la tarde, tumbada en la hamaca en el jardín, unos ratos al sol, otros a la sombra. ¡Muy amenos, como veréis!
―¿Cuándo vienes? ¿mañana? ¿vamos a recogerte a la estación?
―Cómo quieras! oí decir a mi suegra.
―Es Raúl, regresa mañana por la tarde. Dice que lo acercan en coche hasta aquí.
Noté cómo se aceleraba mi corazón al oír las palabras de mi suegra. Una punzada de deseo acarició mi vientre y noté cómo mi sexo se humedecía y eso que ya casi no manchaba (la regla me suele durar muy poco tiempo). Empezaba a notar esa sensación de excitación que había sentido la primera vez que lo vi en la cocina. Centré mi pensamiento en el libro que estaba leyendo, mientras de reojo observaba a mi hija cómo entraba en el agua con sus manguitos puestos.
A la mañana siguiente, me levanté algo más nerviosa que de costumbre. Mi pensamiento estaba en el regreso de Raúl. No sabía cómo sería el momento en que volviera a tenerlo delante de mí y en mi nerviosismo, creía que todo el mundo se daría cuenta. ...