No sé cómo ocurrió, ni cómo dejé que ocurriera 2
Fecha: 08/10/2017,
Categorías:
Anal
Autor: palotess, Fuente: CuentoRelatos
... campings no me entusiasman mucho la verdad sea dicha.
―Venga! nos lo pasaremos bien ya lo verás…decía la chica muy mimosa.
―Está bien! deja que haga la mochila y se lo diga a mi abuela.
―Biennn! saltó la chica de alegría.
Noté una punzada en el vientre y una oleada de calor que subía hacia mi cabeza (joder, ¿estaba celosa?) nooo! pero a mi cabeza vino la imagen de Raúl comiéndole las tetas a la chica y una rabia contenida hizo que tirara el cepillo que llevaba en la mano sobre la cama.
―Mami: ¿qué te pasa?
―¡Nada cariño, es que hace mucho calor! Dije al darme cuenta de lo que había hecho.
―Mamá ¿dónde están mis vaqueros cortos? Dijo mi hijo llamando mi atención y haciendo que volviera a la realidad de mi vida.
―Está peinándome a mí! yo estaba primero, dijo mi hija intentando llamar mi atención.
―En el cajón de abajo de la cómoda Marcos. Le dije a mi hijo mientras comenzaba a peinar el cabello de mi hija y así controlar la situación de nuevo.
Esa era mi vida, mis hijos lo primero, mi marido, mi casa. Lo de esta tarde con Raúl había sido un lapsus que no debería volver a suceder. Sería horrible que alguien se diera cuenta de la situación y ocurriera la tragedia. ¡No me lo perdonaría en la vida!
Empezaba a procesar lo que había pasado, me lo había pasado increíblemente bien. ¡Nadie había conseguido que me corriera de esa manera, pero hasta ahí debía llegar! yo controlaba mi vida perfectamente hasta ahora, lo de hacía un rato sólo había sido eso, ...
... una bajada de defensas, una trampa debido al calor y a la falta de sexo durante una semana.
¡Si me vieran en mi trabajo, con tantas dudas, yo que siempre lo tenía todo tan claro! aunque nadie sabe en realidad cómo es cada uno. Una vez oí decir a alguien, que cada persona tiene tres vidas: ¡La pública, la privada y la secreta! Creo que llevaba mucha razón, nadie sabía lo que llevaba en mi cabeza desde hace tiempo. ¿Acaso lo sabía yo misma?
Me vi bajando la escalera junto con Laura, mi hija, cogida de la mano. Mi marido estaba en el salón. Al verme me guiñó un ojo y yo sonreí sabiendo lo que quería decirme con ese guiño. Me sentí mal al pensar que no se merecía que le hubiera engañado y menos con Raúl, casi un crío, aunque no podía quitármelo de la cabeza. No asimilaba que hubiera podido dejarme llevar de esa manera.
¡En fin! Intenté volver a mi vida normal (si era posible que, a partir de ahora, mi vida volviera a ser normal). Fui a ver si podía ayudar a mi suegra en la cocina. Estaba recogiendo los platos y cubiertos que estaban sobre la encimera cuando oí a mi suegra hablar con Raúl en el salón. Sentí una punzada en mi vientre y mi corazón empezó a latir cada vez con más fuerza.
―Cuando vuelves? oí decir a mi suegra.
―En un par de días Abuela, me voy con Gema al Rincón de la Victoria, a un camping.
―¡Vale, pero ten cuidado anda!
―Abuela que tengo 21 años! oí decir a mi ¨sobrino¨.
―Llevas dinero?
―Sí Abuela, no te preocupes.
―Adiós Tía Laura! oí ...