1. Noche de pasión en Lisboa (I)


    Fecha: 01/10/2017, Categorías: Sexo Oral Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... gusta a todos los hombres, tengo que utilizar sostenes especiales ortopédicos, porque si no termino el día con las cervicales y la espalda destrozados, me han dicho para operarlas, pero tengo miedo al bisturí y la verdad es que con los sostenes, me voy apañando bastante bien, de momento.
    
    —Así que era por eso el armado de la americana del traje y que el vestido te sentase raro durante la cena? Y supongo que también la armadura que noté cuando me tomaste del brazo era el sostén.
    
    —Sí, porque además el sostén me las disimula, no sabes que espectáculo cuando salgo con un sostén normal. No puedo dar dos pasos sin que se vuelvan a mirarme.
    
    —Pues mira, a mí me encantan y estoy contento de que no te hayas operado.
    
    —Acompáñame a mi dormitorio, ven.
    
    Me tomó de la mano, y me llevó a su dormitorio. Al llegar, me dio un beso en la boca mientras me desabrochaba la camisa, yo mientras solté los gemelos de los puños, y ella, deslizándomela por la espalda, la dejó caer al suelo. A continuación, soltó los botones de la bragueta y en un solo movimiento, me bajó el pantalón y los calzoncillos. Al llegar a los calcetines los empujó hacia abajo al tiempo que me quitaba los zapatos y quedé completamente desnudo, con una erección que no tenía hacía años.
    
    Le solté los botones de la braga y ella sacudió las caderas dejándolas caer al suelo, y se quedó con el corsé y las medias sujetas con el liguero de éste. Tenía el sexo completamente depilado y me pareció precioso, parecía un ...
    ... pequeño monedero con los cachetes gorditos. Mi erección ya era épica. Me empujó sobre la cama y me hizo sentarme con la espalda apoyada en el cabecero y las piernas extendidas. Para mí era una posición incómoda, así que crucé las piernas como sentándome a lo moro. Ella se subió a la cama, pasó una pierna sobre las mías y se encajó en la especie de cuna que formaban mis piernas cruzadas. Arrimó su sexo al mío, me arrimó el pecho, yo apoyé mis manos en la curva de sus caderas, ella me abrazó la cintura con su mano izquierda y llevando la derecha a mi nuca, me estampó un beso en la boca, sin lengua, pero de una sensualidad que yo, al momento, sentí un latigazo eléctrico en los riñones y eyaculé como un quinceañero principiante. Llevé rápidamente mi mano al glande para intentar tapar la eyaculación y no pringarle el corsé, pero fue todo lo que pude hacer. Me moría de vergüenza, aún no habíamos empezado y ya había echado la noche al traste. Ella viendo mi azoramiento, con voz grave y susurrante me dijo:
    
    —Tranquilo meu bem, a noite apenas começa (Tranquilízate cielo, la noche acaba de empezar).
    
    Me sentía pringoso y sucio, y le pedí que me permitiese ir al baño a limpiarme, y así de paso me calmaba, porque la verdad es que había triunfado, si quería hacerlo peor, ni a propósito lo hubiera conseguido. Me lavé y volví a la habitación. Ella estaba reclinada sobre el cabecero, tal y como yo estaba hacia un momento. Me subí a la cama, la atraje hacia mí y le devolví el beso que me había ...