-
Esa intensa etapa de la vida
Fecha: 15/05/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... varias veces con él como amigos y no pensé que lo que empezó como un juego terminará en todo lo que terminó incontrolablemente: Robert y yo estábamos liados haciendo algo más de lo que yo había hecho antes. Pasábamos los ratos de cama besándonos y tocándonos. Casi me sentía presionada por la situación a demás de que no podía de dejar de mirar a Sam mi amor platónico con esos ojos verdes inmensos. Esa noche fuimos a la casa de Elisabeth plagada de gente borracha bailando el mejor techno, parecía que estábamos en una fiesta privada de Ibiza. Yo bailaba sin parar y Robert se enfadó conmigo por no se qué, en realidad descubrí que era un gruñón con demasiados conflictos internos y mala leche. Así que reconozco que pasé de él. Entonces fue Elisabeth la que me acompaño en el baile mirándome de ese modo que siempre ella lo hacía pero esta vez sonriendo. Mi contentillo alcohólico me permitía seguirle el juego sin vergüenza pero no sin miedo. No creía que eso pudiera pasar, tanto tiempo esperándolo, no, seguro que iba borracha y era una manera de decirme que me apreciaba a pesar de haberle quitado a su Robert. Me pidió que la acompañara al baño. Mientras yo orinaba sin poderlo resistir, ella me miraba a través del espejo. Me puse en pie entre risas de tantas que estábamos disfrutando. Se acercó a mi y me pidió que le diera un pico." No pasa nada, bueno un pico es normal entre nuestro grupo mod...e...rn....." Seguimos besándonos suavemente cuando me agarró fuertemente del trasero y ...
... me apretó contra ella susurrándome que había deseado ese momento desde hacía tiempo, que le daba mucho morbo. Me quedé atónita con la mosquita muerta y no me pensé dos veces dejarme estallar. Nos besábamos apasionadamente. Podía sentir su calor, los deseos a través de su mirada, su boca carnosa pidiéndome más. Por algún motivo comencé a actuar como activa que se dice entre los homosexuales. La empujé contra la pared y no reparé en meter mi mano por debajo de una de sus piernas para hacer mío todo su muslo izquierdo. Ella respondió sumisamente agachándose del placer, levantando su cara al techo con los ojos cerrados jadeando. Me encantaba ver como disfrutaba con lo que yo hacía. Forcejeamos un rato mientras devorábamos nuestras bocas como si no hubiéramos besado nunca ni nunca más lo volviéramos a hacer, como si la vida dependiera de ello, como si la vida después de eso terminara. La gente llamaba a la puerta sin cesar e incluso nos reímos maliciosamente de los golpes que daba Robert. Seguimos a lo nuestro con gran complicidad. Ya debía haber amanecido puesto que entraba luz por la ventana del baño y ya no se oían voces ni música en la casa. Fuimos a su cuarto correteando por los pasillos aun riendo cogidas de la mano para que sus hermanos no nos vieran. Nada más de entrar, me paré en la puerta cortada y seria sin saber porque y sin poder parar de seguir besándola una y otra vez. Le quité la camiseta, el sujetador y le lamí los pechos con miedo ya que la cosa había dejado de ...