1. La puta del barrio


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿Eres marica o qué?
    
    —Ya está bien, Raúl. Nos hemos pasado.
    
    —¿Pero qué dices? A ella le gusta.
    
    Luis se sacó un pañuelo limpio del bolsillo.
    
    —Toma Sonsoles. Límpiate.
    
    Ella abrió los ojos. ¿Por qué no terminaba ya todo aquello? ¿Por qué no hacía como los demás y la dejaban allí, tirada? Vio que Luis le ofrecía algo para limpiarse. Alargó una mano y lo cogió. Raúl se encaró con Luis.
    
    —Estúpido de mierda. Así que al final nos has salido maricón. Déjame a mí enseñarte como un hombre debe tratar a una puta como esta.
    
    Luis era el más callado, el más tímido. Pero también el más fuerte, el más corpulento. Agarró con fuerza a Raúl del brazo.
    
    —Te he dicho que ya está bien. Déjala en paz.
    
    El machito alfa no podía permitir que se le subieran a las barbas. Intentó golpear a Luis, pero éste le empujó con fuerza y casi se cae al suelo.
    
    —¿Estás loco? ¿Pero quién que has creído que eres, gilipollas? Agarradlo, chicos.
    
    —Al que se acerque lo machaco.
    
    Como buenos cobardes, ninguno se atrevió a acercarse a Luis. Raúl les gritaba, como una niña, pero él tampoco se acercaba. Luis oyó un ruido; se giró y vio como Sonsoles desaparecía corriendo en la oscuridad.
    
    —Somos unos bestias - dijo – La hemos humillado terriblemente.
    
    —Ja, ja, ja; si serás “gilí” Luisito. Ya se le pasará.
    
    —Me dais asco.
    
    Se dio la vuelta y fue por donde Sonsoles se había ido. Le daban asco sus amigos. Se daba asco a sí mismo. Era tan culpable como ellos. Por haberlo permitido. Por ...
    ... casi hacerlo también. Caminó por entre casas abandonadas, en donde los “yonkis” iban a meterse de todo. Buscó por todas partes, pero no la encontró. Se iba a dar por vencido cuando oyó quejidos de mujer. Era Sonsoles, que lloraba. Guiándose por el sonido, la encontró. Acurrucada en una esquina, casi a oscuras.
    
    —¿Estás bien?
    
    Ella levantó la mirada. La cara la tenía sucia, mezcla de sus lágrimas, tierra y semen. Se había intentado limpiar con el pañuelo, pero seguí manchada
    
    —¿Qué quieres? ¿Vienes para que te haga lo que le hice a los demás? ¿Vienes a que la zorrita te chupe la polla?
    
    —No. Vengo a...pedirte perdón.
    
    —¿Perdón? No me hiciste nada.
    
    —Por eso. Por no hacer nada. Por permitir que los demás lo hicieran. No estuvo bien.
    
    —¿No? ¿Qué más da? Sólo soy la zorra del barrio. Ya estoy acostumbrada a serlo. Déjame en paz, Luis.
    
    —Vamos, te acompaño a casa.
    
    Sonsoles deseaba irse a su casa. Darse una ducha y quitarse toda la porquería que tenía encima. Al menos la porquería física, pues la otra, la que llevaba en el alma, no se limpiaría en la vida. Tenía miedo de irse sola, a esas horas, por aquella zona. De vez en cuando alguna chica era violada y, seguramente, no tendrían problemas en atacarla a ella. Al fin y al cabo era lo que era. Se levantó, aceptando el ofrecimiento del chico. Caminaron juntos hasta volver al barrio. No se dijeron nada en todo el camino. Cuando llegaron al portal del edificio en donde ella vivía, se detuvieron.
    
    —Bueno, pues ya ...
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